Esta ha sido una semana particularmente difícil para el país. Si se permite hablar de sensaciones, ha dejado golpeados a muchos por la institucionalidad republicana. En ese sentido, las noticias han sido mayormente negativas: la presencia de Miguel Ángel Nazareno, más conocido como ‘Don Naza’, en el Ministerio de Defensa, el dudoso habeas corpus al exvicepresidente Jorge Glas, que ocurre bajo el manto de la sospecha de acuerdos políticos que perjudican la imagen de un Gobierno del cual, más allá del plan de vacunación, la ciudadanía no tiene una buena percepción.
Para agravar las cosas, ayer se conoció de la muerte de Nazareno. Su cuerpo fue hallado en Amaguaña. En el momento de escribir este editorial, no se conocían causas ni se planteaban hipótesis. Pero no es una buena señal, más aún en este tiempo en que en el país las muertes por venganza han crecido sustancialmente, algo posible cuando existe captación ilegal de dinero.
Las columnas de opinión de estos días, las cartas a la Dirección y los comentarios en nuestras redes sociales dan cuenta del profundo desencanto y escepticismo que se vive -y se padece- en el país. La corrupción es contagiosa y se expande a todos los niveles, como al coimar a un funcionario del agua potable para que no se los multe por manipular los medidores de agua, como revela un reportaje del miércoles pasado.
Será necesario plantearse una pregunta: ¿es eso Ecuador? ¿La mayoría de sus habitantes se aprovecha del sistema? ¿Cuánto confían los ecuatorianos en su país? ¿O son más los buenos, como afirman otros, los que permiten que estas cosas ocurran?
La verdad es que Ecuador también tiene buenas noticias: hay gente valiosa que con trabajo, esfuerzo, preparación, honradez talento y creatividad aportan para el crecimiento de todos.
Esta desazón nos llega con la Semana Santa a cuestas, en la que el pueblo católico del país recuerda la Pasión de Jesús, el Hijo de Dios, quien murió, según dice la fe de los cristianos, para redimir a la humanidad. Urge, entonces, que todos en el país logremos una recuperación moral. Nos hace mucha falta.