A propósito de la exhibición “Fibras ancestrales, aplicaciones actuales” en el Centro Interamericano de Artes Populares (Cidap) en Cuenca, me he quedado reflexionando sobre ciertos aspectos irresueltos aún.
Artista, diseñador, artesano. Cada una de estas denominaciones -más allá de las prácticas- lleva en sí una serie de cargas simbólicas muy fuertes.
Se mantiene la división artista/artesano que surgiera en el Renacimiento. El artista, se decía, no es solo un manipulador de la materia sino de ideas. Los primeros subieron en la escala social de valoración y remuneración, los segundos se quedaron en el subsuelo, buenos para el oficio, la copia y la repetición.
Hoy sabemos que son formas de detentar el poder. Puedes educarte, exponerte, experimentar, y tienes talento, artista; recibes el oficio o dominas la materia por herencia, sin posibilidades de formación externa al taller, volviendo a la misma forma o decoración: artesano. En medio apareció el diseñador conocedor de la materia, de la tradición, de la aplicación de las formas al gusto y bolsillo del consumidor actual.
Artista y diseñador tienen las de ganar. Combinadas ambas posibilidades podría decirse que algunos resultan lo que hoy se denomina “artesano de arte” y son precisamente estos los que están presentes en la exposición del Cidap y los que sin ser diseñadores de profesión, tienen un especial trato con el material, las fibras naturales. Destaco el trabajo en totora de Juan Fernando Hidalgo, cuya tesis sobre el manejo de esta fibra aplicada a la arquitectura le ha llevado a hacer una línea de mobiliario y alfombras interesantísima y que podría revolucionar el manejo de esta ancestral materia. Hidalgo conoció de primera mano el cultivo y la producción de la totora. De mayor sencillez y más conocido en el mercado es el trabajo en Santa Elena de Tracey Scully y Manuel Rodríguez en palma de coco. El tejido de esta fuerte y atractiva fibra al natural, les ha servido para hacer sombreros rústicos, bolsos de playa, fruteros, entre otros. Una investigación adicional de las posibilidades de otras formas de tejer la palma podría abrir una gama de nuevos productos. Mientras miraba su trabajo me imaginaba cuánto serviría para vestir a ciertos personajes de teatro… Objetos de hogar en fibra de banano de Silvana Flores y los accesorios en la misma fibra y cuero de Mía Monsalve nos dice mucho sobre la bondad y delicadeza del material, sin embargo parecería que -salvo las pequeñas bolsas de Flores- las formas, los broches de carteras o las armazones de lámparas, deberían ser revisadas en términos de diseño y contemporaneidad.
El Cidap deberá volver a la labor que hace años le caracterizó, además de un centro de exposición y ferias, una sostenida labor educativa.