A mediados del siglo anterior, por la década de 1950, para ingresar a la Universidad había que rendir rigurosas pruebas de conocimiento. Se inició la época de estabilidad presidencial que duró 15 años, hasta 1963 con 4 Jefes de Estado. Gobernaba Galo Plaza Lasso. Terminó la II Guerra Mundial, que dio inicio a la Guerra Fría al instalarse el modelo soviético en siete países de Europa Oriental.
En 1954 se concluyeron los dos primeros edificios, uno para el Rectorado, secretaría, tesorería, imprenta, y otros segmentos administrativos de la Universidad Central, y el otro para la Facultad de Jurisprudencia. Estas obras inauguraron la ciudad universitaria. Todos los equipos y mobiliario se trasladaron a la nueva sede. Una vez desocupado íntegramente, el Municipio de Quito se posesionó de ese tradicional edificio próximo al Palacio de Carondelet. En la Escuela de Derecho había notables profesores: Andrés F. Córdova, expresidente de la República, Alfredo Pérez Guerrero, Juan Isaac Lovato, Benjamín Carrión, Rafael García Velasco, Humberto García Ortiz, Francisco J. Salgado, Ricardo Cornejo Rosales, Celso Olmedo Vásconez, Luis Bossano, y otros meritorios. Con el tiempo serían Rectores, Decanos y Ministros de Estado, senadores, diputados que honraron esas funciones.
En el aula de los cursos superiores 4to. 5to. y 6to.,de 30 estudiantes cada uno, oíamos sus enseñanzas: Rodrigo Borja, Blasco Peñaherrera, quienes llegaron a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, Patricio Romero, a la Prefectura de Pichincha, Manuel Córdova Galarza a la Cámara de Diputados; y, en mi curso, entre otros, estaba Gonzalo Bonilla Cortez, dirigente de las juventudes conservadoras, y en años posteriores padre del caricaturista de El Universo, Xavier Bonilla-Bonil. Por su inteligencia crítica y habilidad para el dibujo, esbozaba comentarios sobre la vida universitaria, criticaba a docentes, a la política local y nacional, y graficaba caricaturas, y lo distribuía en cuadernillos mimeografiados de 4 a 6 páginas de papel periódico. Después, en diario El Tiempo escribía, junto a otros, la columna humorística Los Picapiedra.
En cortos años siguieron las edificaciones de Facultades como Ciencias de la Educación, Ingeniería, Arquitectura y cuatro pisos de la residencia universitaria para facilitar alojamiento y alimentación a estudiantes de provincias. Nunca estuvo la Facultad de Medicina, porque ocupó terrenos detrás del clásico Hospital Eugenio Espejo, para la práctica docente.
El equilibrio democrático surgido de la independencia de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial, se apoyó en el conocimiento y estudio del Derecho; junto a la jurisprudencia del análisis recopilado de las sentencias de la Corte Suprema de Justicia, eran las bases para el trabajo de la Comisión Legislativa del Congreso, de la cual era vocal nato el Decano de la Facultad de Jurisprudencia de la U. Central. Eran tiempos en que el conocimiento jurídico, sin dosis política, garantizaba la convivencia.