Los organizadores del Encuentro de Literatura Ecuatoriana, que se efectuará en octubre en Cuenca, están preocupados. La causa es que el ecuatoriano no lee, por ello buscan mecanismos para incrementar la lectura con miras a ese certamen.
Su inquietud se fundamenta en un estudio realizado por la Unesco en el 2011. Se determinó que el Ecuador es el país de Latinoamérica donde menos se lee: medio libro cada año.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) tiene datos similares, y Cuenca -llamada ‘Atenas del Ecuador’- es una de las ciudades donde menos se tiene este hábito.
Según la presidenta del Encuentro, Jackelin Verdugo, con la cita literaria de octubre se buscan nuevos acercamientos para cambiar los modelos tradicionales, que no incentivan a la lectura. Un recorrido por las universidades de Cuenca y del Azuay muestra que casi ningún estudiante lee en sus ratos libres. La mayoría realiza tareas o consultas en Internet en sus tabletas, celulares o computadoras.
Esa situación se repite en plazas y cafeterías de la capital azuaya. Según Miguel Aucapiña, estudiante de Ingeniería Industrial, su falta de interés obedece a que no hay un hábito de lectura en su hogar ni en el colegio.
Otro factor es el desconocimiento de las publicaciones realizadas en el país. La Cámara Ecuatoriana del Libro, realizó unCámara Ecuatoriana del Libroen el 2010 y determinó que se imprimieron 3,5 millones ejemplares de libros de literatura, mientras que los textos de enseñanza llegaron a 7,1 millones. En ese documento se explica que los ecuatorianos acceden a libros sobre todo por motivos de estudios. Para Verdugo es importante que en el país no se imponga la lectura, como ocurre en las materias de castellano y literatura, donde los mecanismos de enseñanza son tradicionales.
Ella critica el sistema en el que el alumno debe leer en un determinado tiempo y presentar un resumen. Por eso, dice, no hay pasión por la lectura. “Se debe generar la necesidad de buscar una obra”.
El vicerrector del Colegio Benigno Malo, Iván Petroff, comparte esta perspectiva. Según él, esa metodología no es beneficiosa y recomienda que se generen estrategias para que la población sepa que la lectura mejorará su escritura y le será útil para redactar, incluso, una carta a un familiar o para buscar trabajo.
Verdugo y Petroff plantean varios planes para aplicar antes del Encuentro de Literatura Ecuatoriana. Entre otros, la utilización de nuevas herramientas tecnológicas, porque los jóvenes y ejecutivos tienen el hábito de leer en computadores, celulares, etc.
Otra opción es proporcionar libros que generen interés como novelas policiacas, ciencia ficción y textos de historia y cultura. El propósito es que exista una diversidad de textos.
Con ese criterio coincide la escritora y profesora universitaria María de los Ángeles Martínez. Para ella, el problema de los bajos niveles de lectura obedece a que no todos los libros pueden ser leídos por un mismo público. Depende de gustos y nivel de conocimientos.
Martínez dice que hay que darles a los jóvenes más lecturas para su edad. Destaca las obras del escritor George Orwell, como ‘Rebelión en la Granja’, que fue la inspiración de la banda Pink Floyd para su disco ‘Animals’.
Martínez dice que también se deben generar campañas de lectura novedosa, “porque las que se han realizado en el país no son atractivas ni acordes con los tiempos modernos y necesidades”. Cita un modelo efectivo de difusión: el de la librería mexicana Gandhi, que utiliza un lenguaje coloquial y familiar para atraer a la población o se vale de imágenes atractivas, que son colocadas en espacios públicos.
El empleado público Alex Peralta, de 26 años, recuerda que en el 2011, una empresa pública de Cuenca realizó una campaña a través del pago de planillas y un valor adicional acceder a un texto literario. Tiene los libros en su casa, pero “no son interesantes”.
La Casa de la Cultura del Azuay, de forma periódica, realiza lecturas de libros invitando a escritores. Según su presidente, Carlos Vásconez, se incentiva la lectura con la publicación de libros. Desde el 2011 han editado 24 libros, la mayoría en los géneros poesía y ensayo, y dos novelas.
En contexto. El bajo índice de lectura en el país es un tema de debate de los organizadores del Encuentro de Literatura Ecuatoriana Alfonso Carrasco Vintimilla. Se plantean estrategias para atraer a un público masivo para la cita que efectuará en octubre, en la Universidad de Cuenca.