El computador se ha convertido en un mudo testigo de los sentimientos. Por este dispositivo y a través de la Internet se establecen cada vez más relaciones conocidas como ‘amor cibernético’.
La guayaquileña Aurora Chérrez recuerda que hace dos años ingresó al Messenger de YouTube y estableció contacto con el cuencano Luis Cobos. Entonces, empezaron a chatear y surgió una relación de amistad.
Su noviazgo se inició luego de tener una conversación vía Skype. Le gustaron el aspecto físico y la sinceridad del cuencano. Según ella, no dejaban de mirarse, sonreír y juntar sus manos. Mantenían conversaciones de una a tres horas diarias vía Skype.
El momento más especial para esta pareja fue cuando pactaron una cita para conocerse. Ocurrió luego de tres meses de mantener contacto por la Internet. La Terminal Terrestre de Guayaquil fue el sitio de encuentro.
Chérrez recuerda que estaba nerviosa, que por su mente cruzaban muchas ideas, al igual que a Cobos. “Era una mezcla de emoción, alegría e intriga de lo que pasaría”. Desde entonces, él viajó todos los fines de semana durante cinco meses y luego le propuso matrimonio. Ahora viven en Cuenca y tiene una niña llamada Sandra, de 9 meses.
Una historia similar tienen el español David Lorca y la cuencana Cecilia Bermeo. Se conocieron en la capital azuaya cuando él llegó por turismo. Su noviazgo lo mantuvieron a través de la Red más de un año hasta que él regresó a Ecuador para casarse.
Se comunicaban en las noches, cuando ella llegaba de su trabajo y por la diferencia de horario a Lorca le tocaba desvelarse. Se casaron hace cuatro años.
Felipe M. ha conocido a varias personas por la Internet con quienes ha salido. Pero este estudiante de Medicina, de 20 años de edad, aún no ha formalizado.
Según la psicóloga Johanna Ortega, no se puede clasificar como positivo o negativo estas relaciones. “Pero se debe analizar si es bueno para las personas porque no hay contacto”.
Ella dice que para sobrellevar las discusiones o tener empatías se requiere el contacto diario.