Por primera vez en la historia nacional, todas las fuerzas de izquierda -partidos, movimientos y activistas- se unen para apoyar una sola candidatura presidencial con miras a los comicios que se realizarán el próximo año. Los intentos del pasado resultaron vanos pero esta vez, ensayando una votación amplia de la dirigencia, se escogió entre seis postulantes a Alberto Acosta.
El economista fue pieza importante en la formulación de los ejes de la propuesta de Alianza País y consta como uno de los proponentes de la candidatura de Rafael Correa. El Presidente llegó a decir que era el primer ‘acostista’. Ministro de Estado y Presidente de la Asamblea Constituyente que arrojó como resultado la Constitución de Montecristi, hoy, alejado del Régimen, es un duro crítico.
Alberto Acosta propone una ‘revolución en serio’ y una revolución que profundice en libertades y derechos. Señala algunos de los puntos débiles del Gobierno como la intolerancia y el autoritarismo.
Acosta y la Unidad Plurinacional de las Izquierdas (nombre con que bautizaron a la plataforma política) se mantiene opuesto al extractivismo -la minería, por ejemplo- y dice que se deben cumplir los mandatos de la Constitución en lo relativo al agua y a la tierra. Es una postura radical.
La candidatura se coloca a la izquierda de Rafael Correa, cuyo Gobierno ha ido perdiendo con el tiempo importantes aliados y figuras que le dieron forma como el propio Acosta o Gustavo Larrea, y hasta movimientos como Ruptura. Hoy el tono del discurso y sus acres críticas contra los sectores progresistas lo alejan cada vez más de ellos.
En el Gobierno quedan unas pocas figuras de la izquierda y muchos políticos pragmáticos. La candidatura de Acosta le quita la bandera original.