Para la presentación de una obra de teatro, danza, títeres, música u otros eventos de arte en Cuenca se requiere cumplir con una extensa lista de trámites. Son más de 20 permisos.
Desde 1980 rige una ordenanza en la capital azuaya que estipula una serie de requisitos para la autorización de espectáculos públicos en teatros, auditorios, plazas y parques.
Esta situación hizo que el maestro cubano Juan Cervantes, radicado en la ciudad desde hace 12 años, deje de organizar espectáculos de teatro y danza. En el 2010 presentó su última obra de Pedro Navaja y solo en impuestos canceló USD 1 000 al Municipio y la Sociedad de Autores del Ecuador (Sayce).
Según Cervantes, es imposible generar eventos de arte en una ciudad donde existen trabas para la cultura. Él recuerda que tenía que gestionar en el Municipio, la Intendencia de Policía, Sayce, entre otras dependencias. Lo tenía que hacer con dos meses de anticipación.
En las dependencias municipales de Control Urbano y Áreas Históricas y Patrimoniales empieza el papeleo; allí los artistas deben retirar las dos hojas de requisitos.
Lo primero es presentar un oficio dirigido al Alcalde pidiendo la autorización para el evento, además deben contar con un plan de contingencia del espectáculo. También necesitan permisos de la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca.
Otros permisos se consiguen en el Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, Policía Municipal y Empresa Municipal de Movilidad (EMOV) y para asegurarse el permiso hay que presentar un certificado de no adeudar a la Municipalidad.
Para el gestor cultural y actor Juan Andrade, organizador del Festival Escenarios del Mundo, es imposible sacar todos los documentos. Él critica la cantidad de trámites a los que están sujetos quienes quieren presentar sus obras en Cuenca. Además señala que la ordenanza es ambigua porque un espectáculo en un teatro pequeño para unas 100 personas debe cumplir los mismos requisitos que un concierto en el estadio Alejandro Serrano Aguilar.
Desde hace siete años, Andrade realiza el Festival Escenarios del Mundo que se efectúa entre finales de septiembre e inicios de octubre y lamenta que le pidan un plan de contingencia para cada obra de teatro y un número excesivo de guardias de seguridad. “De esta manera no se puede trabajar a favor del arte”. En el festival hay más de 70 obras de teatro, títeres y clown con la participación de artistas de siete países de América y Europa.
Él propone que se generen propuestas para llegar a una solución. Entre otras plantea que los artistas obtengan un solo permiso del Municipio y no de varias dependencias como Bomberos o Cruz Roja.
Con este criterio coincide el decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca, Carlos Rojas, al señalar que los estudiantes y artistas independientes están limitados por esta serie de requisitos que burocratizan la expresión creativa.
Rojas también lamenta que las propuestas de actores, artistas y profesores que han sido planteadas al Municipio en diferentes ocasiones no hayan sido escuchadas para que se modifique esta ordenanza.
Los mimos, teatreros, zanqueros… que realizan sus espectáculos en parques y plazas también tienen que obtener los permisos necesarios. El artista independiente Eduardo Moscoso asegura que hacer arte en la capital azuaya es una suerte de una cultura de “guerrilla”. Es decir, deben estar pendientes de si llega un vigilante y huir.
Además, asegura que esta serie de trámites impide que artistas internacionales lleguen a la ciudad y pueda existir un intercambio cultural y mejorar los ingresos económicos.
El auditorio Pumapungo es uno de los teatros que mayor capacidad tiene en la capital azuaya y cuenta con las condiciones para presentar eventos de arte; forma parte del complejo arqueológico que pertenece al Ministerio de Cultura. Su director, Jonathan Kuperman, lamenta la existencia de tantos trámites, pero para prestar este espacio “todos tienen que presentar los requisitos establecidos”. Los artistas también deben comprar formularios en USD 3 ,60 y presentar todos los requisitos como mínimo con 15 días de anticipación para obtener los permisos.
Según la directora de Áreas Históricas y Patrimonio del Municipio, Nancy Quezada, esta nueva administración plantea cambios y para ello realiza un diagnóstico de la ordenanza en vigencia. Un criterio similar comparte la concejala Monserrath Tello. Ella tiene un proyecto que suprime esta serie de permisos.
Tello asegura que en la administración anterior su propuesta para incentivar el arte no tuvo apoyo político. Ella es presidenta de la Comisión de Cultura y está convencida de que los nuevos concejales apoyarán su iniciativa. Su objetivo es que exista una mayor oferta de eventos culturales en la ciudad y que con la simplificación de trámites los artistas cumplan las normas establecidas y muestren su obra.