La libertad de prensa es una parte de la libertad de expresión. Esta, en su sentido más amplio, pertenece a todos los ciudadanos y además es la consecuencia del libre pensamiento, característica esencial del ser humano.
El duro golpe a la libertad que propinan el Gobierno y su apabullante mayoría parlamentaria no deja dudas. Se trata de una Ley que, si se ratifica en la instancia presidencial y se aplica, afectará a todas las personas.
Las reacciones internacionales y la divulgación del tema no cesan. Los principales diarios de América y los organismos que velan por la libertad de expresión y los derechos humanos amplían sus manifestaciones por la libertad de los ecuatorianos.
La Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (Aedep) publica en las primeras páginas de los diarios miembros su firme comunicado con el fin de que los ciudadanos reflexionen sobre la gravedad de la acción contra los medios independientes. Según la Aedep, se persigue apuntalar a los medios del Gobierno -públicos e incautados-, que en muchos casos excluyen voces disidentes y plurales y recargan la propaganda oficial.
Otros grupos como la Cámara de Comercio de Quito dejan su profunda reflexión. El Presidente emite una acre crítica contra los periódicos colombianos por advertir lo que ocurre en el Ecuador. Es la lucha vital entre la libertad y el miedo que se quiere imponer.