El sistema de pesos y contrapesos vigente en Estados Unidos le jugó esta vez una mala pasada al régimen que encabeza Barack Obama. El Congreso cuenta con un plazo para aprobar el Presupuesto Federal. El año pasado fue aprobado en las últimas horas, pero esta vez fue imposible.
El presidente Obama reaccionó responsabilizando al Partido Republicano, de oposición, sobre las consecuencias derivadas de la no aprobación.
Como resultado de la falta de apoyo político a la propuesta presupuestaria del Ejecutivo en el Parlamento, varias dependencias del Gobierno Federal dejaron de operar y 800 000 empleados no contaron con su sueldo, generando malestar y un drama social de incalculables consecuencias. Una parte de la población estadounidense está vinculada al servicio público, en especial en Washington D.C.
Varias oficinas dejaron de atender al público y la zona monumental de la capital, tan visitada por turistas de todo el mundo, no contó con sus habituales vigilantes.
Los principales impactos se sentirán en la investigación científica, el cuidado ambiental y los museos y parques, como el mundialmente famoso Yellowstone.
El drama humano muestra a personas desesperadas, y el fantasma de las estrecheces económicas, que ya se vio cundir en Europa en años pasados por la crisis, nos lleva a ver la complejidad del problema aun en la potencia más influyente: Estados Unidos.