Hace pocos días se anunció al ganador del XVI Premio Alfaguara de Novela, 2013. El prestigioso galardón recayó en el escritor español José Ovejero (Madrid, 1958), por su novela titulada ‘La Invención del Amor’. Seguramente a mediados de año ya podremos leer esta obra inspirada en un tórrido romance que solo parece existir en la mente de un hombre al que no le han alcanzado de lleno las flechas del amor, a pesar de múltiples devaneos.
Sin embargo, como aperitivo m ientras llega la obra premiada, tenemos la oportunidad de disfrutar de un ensayo de José Ovejero titulado, de forma muy acertada, Escritores Delincuentes.
El autor revela los pasajes más oscuros de varios colegas suyos que se vieron involucrados en actos delictivos de distinta índole. Así, por ejemplo, encontramos la historia del reconocido narrador y poeta colombiano Álvaro Mutis, que habría desviado fondos de la compañía Standar Oil, donde trabajaba, para utilizarlos en beneficio de ciertas empresas culturales. Gabriel García Márquez, al respecto, dice que Mutis estuvo detenido en una prisión mexicana “por un delito del que disfrutamos muchos escritores y artistas, y que solo él pagó”.
Pero el ensayo de Ovejero tiene la virtud de internarse incluso en delitos de mayor envergadura como el espeluznante homicidio cometido por la escritora Ann Perry en 1954, a los 15 años de edad, cuando en compañía de una amiga de 16 años, mataron a la madre de la segunda asestándole varios golpes en la cabeza. Al parecer el amor profundo que sentían una por la otra les llevó a cometer el crimen por el que ambas serían separadas y que, por cosas del destino, terminaría con Ann Perry en Inglaterra, convertida años más tarde en una de las autoras más famosas de la novela negra británica.
También podrá conocer usted en este libro la historia del escritor y asesino español Remigio Vega Armentero que, envuelto en una vorágine delirante de celos y persecuciones, mató a tiros a su mujer y fue condenado a cadena perpetua. O la no menos intrigante historia paralela de la escritoras chilenas María Luisa Bombal (1910 -1980) y María Carolina Geel (1913-1996), encadenadas en la historia no solo por sus obras literarias sino por dos hechos de sangre que las escritoras protagonizaron en el Hotel Crillón de Santiago, con una diferencia de catorce años, teniendo como víctimas a sus respectivos amantes.
Y en la larga lista de escritores delincuentes retratados en este ensayo se encontrará usted al famoso William Burroughs, al alemán Karl May, al francés Jean Genet, y a otros tantos cuyas vidas se desviaron hacia los sombríos callejones de la delincuencia y la ilegalidad, quizás buscando encontrar allí una historia para contar o la puerta para escapar.