John Malkovich se arroja al suelo. El actor –olvidando su papel de Giacomo Casanova– se agarra el pecho y empieza a convulsionar. Se escuchan gritos tras bastidores: “¡John, John!”. La actriz Ingeborga Dapkunaite pide una camilla. La traen enseguida dos hombres –que nada tienen que ver con la obra– y lo montan a Malkovich de manera abrupta.
Los músicos de la Orquesta de la Academia de Viena abandonan abruptamente sus instrumentos y se levantan para observar de cerca la tragedia.
El público, que hasta entonces permanecía callado como una roca, empieza a murmurar angustiosamente y no falta quien capta con su celular (aunque está prohibido tomar fotos) lo que cree es la primicia de la muerte de Malkovich en Ecuador.
Pero todo es un engaño teatral ejecutado magistralmente por Malkovich (¿para despertar al público?). El rato menos esperado, el actor estadounidense se levanta de la camilla y vuelve a su personaje de conquistador infalible.
La escena transcurre en la primera parte de esta ópera de cámara denominada ‘Las Variaciones de Giacomo’, dirigida por Michael Sturminger, que se estrenó el jueves en el Teatro Sánchez Aguilar de Samborondón.
La obra, ambientada en la Venecia del Siglo XVIII, arranca con un Casanova veterano (le quedan dos días de vida) que se esmera por conquistar a la hermosa condesa Isabel. Para ello, se aprovecha de su interesante historial amoroso. Le lee sus hazañas de cuando era un veinteañero –todo está escrito en un libro autobiográfico– para seducirla con sus románticas anécdotas.
En escena se colocan tres carpas cubiertas con telones estampados y flecos. En la del medio, consta una cama de dimensiones matrimoniales usada por Casanova para ejecutar el acto final de sus seducciones.
La obra está construida sobre numerosos ‘flashbacks’ . En el presente narrativo de la ópera, los intérpretes son John Malkovich (como Casanova I) e Ingeborga Dapkunaite (como Isabel I).
En el pasado, ocurre algo curioso: el barítono Florian Boesch se convierte en una suerte de sombra musical de John Malkovich.
Cuando tienen lugar las arias (en las óperas, piezas musicales cantadas por una voz solista), Malkovich se retira sutilmente –¿sin que nadie lo note?– y se las deja al experto en el tema Boesch. Lo propio hace la actriz Ingeborga Dapkunaite con la soprano Sophie Klunmann.
Estos ‘flashbacks’ llevan a la juventud de Casanova, cuando conquistaba mujeres disímiles (a eso se debe el título de la obra: ‘Las variaciones de Giacomo’).
Una de las escenas narra perfectamente esta capacidad de Casanova para amar a todo tipo de mujeres. Se emplea musicalización de la ópera buffa Don Giovanni, original de Wolfgang Amadeus Mozart y del italiano Lorenzo da Ponte.
“De las rubias, alabo su gentileza; de las morenas, su dureza. En invierno las prefiero llenitas; en verano, delgadas. Las altas son majestuosas; las pequeñas son encantadoras. A las viejas las conquisto por el encantador placer de ponerlas en la lista”.
Otra de las escenas narradas en pasado, con musicalización de Las bodas de Fígaro, recuerda a una de sus amantes, que quedó embarazada por Casanova y, luego de esto, dejada al abandono.
La amante, presa de la pena, aparece en escena con un velo de monja. La decisión que tomó fue refundirse en un convento.
Casanova le prometió en ese pasado “amor eterno”. Luego aparece, en el presente, Malkovich diciendo: “Ella se creyó eso del amor eterno, como yo mismo lo creí en aquel momento”.
El Casanova anciano es uno reflexivo, que se pregunta si vale la pena o no lo que hizo. Viste casaca, chaleco y calzas, un vestuario rococó del siglo XVIII, caracterizado por el placer personal.
En el teatro, sobre una pantalla negra se traducen al español simultáneamente los diálogos.
Malkovich, candidato en dos ocasiones a los Oscar y la cara más usada para promocionar esta obra, tiene sus instante de recitativo (término que en las óperas sirve para denominar las inflexiones de la voz cuando se dialoga).
En declaraciones pasadas, dijo que eso era lo más cerca que estuvo de cumplir su sueño de convertirse en uno de los niños cantores de Viena. En realidad –salvo los majestuosos monólogos actorales que interpreta– a ratos parece que, al no ser cantante lírico, le faltase algo, como un tenista que practica el deporte sin un brazo.
Sobre la obra
Hoy, a las 20:30, es la última función de ’Las Variaciones de Giacomo’, en el Teatro Sánchez Aguilar de Samborondón, cantón cercano a Guayaquil.
Los actores John Malkovich e Ingeborga Dapkunaite y el barítono Florian Boesch y la soprano Sophie Klunmann participan en la obra.
También participan los 38 integrantes de la Orquesta de cámara de Viena. Están dirigidos por Martin Haselböck.
Esta ópera de cámara ya ha sido presentada en festivales de España, Francia, Australia y próximamente en EE.UU.