Escuchar a otras personas que han sido víctimas de robos es muy común, pero ser víctima de uno es algo muy traumático.
Recuerdo que tenía que dirigirme a la escuela de mi hermano en el norte de Quito. Eran las 11:00 y me encontraba en elCentro Histórico. Para llegar rápido tomé un taxi. Ese día me parece que hubo una manifestación y el tráfico estaba muy intenso.
[[OBJECT]]El chofer del vehículo me decía que todas las calles estaban colapsadas. El ambiente era horrible. El calor intenso y el tráfico hicieron que me sintiera ofuscado y enojado de haber salido.
Ese día no tenía nada de valor. Mi celular y mi billetera con 15 dólares eran lo único que cargaba. En la escuela de mi hermano había una reunión y me había pedido que sea puntual.
La ventana del taxi estaba abierta por el calor que hacía ese momento. El automóvil se detuvo en un semáforo y en ese instante un hombre cruzó por el frente del auto. Él vestía una camiseta blanca y una pantaloneta de tela.
Me miró fijamente y al cruzar la calle, antes de que el chofer acelerara, se metió por la ventana y me quito el teléfono celular.
Me quedé paralizado del susto. Jamás me hubiera imaginado que entraría por la ventana y que en cuestión de segundos me arrebatara el aparato.
El conductor intentó reaccionar y me parece que le dio un golpe en la barriga, pero ese hombre corrió y lo perdimos de vista.
No me bajé del taxi y le pedí al señor que siguiera avanzando.
La verdad no me importó perder el celular, pero esta experiencia me hizo conocer la audacia y el atrevimiento de la gente que se dedica a delinquir.
No denuncié el robo a la Policía, porque no sirve de nada. El teléfono nunca lo iba a recuperar.
La enseñanza que me dejó ese mal día fue que jamás debemos estar con las ventanas abiertas en lugares que son considerados peligrosos. Contar este hecho no es sencillo. Incluso me quedé un poco traumado, ahora no puedo estar sin mirar a mi alrededor.
Cuando camino por la calle me fijo en las personas que van en la vereda de al frente.
Sin duda, un robo es algo que te marca la vida. Talvez por pocos días o por meses, pero influye en tu vida. Espero que ese hombre que se llevó mi celular algún día utilice su agilidad para hacer cosas buenas. En verdad fue muy ágil y muy audaz.
Lamentablemente esa destreza es usada para hacer daño. La Policía debería vigilar los semáforos, en esos lugares las personas son asaltadas con frecuencia.