Las páginas de los periódicos fueron el lugar donde Gabriel García Márquez ejercitó su pluma con crónicas, columnas y reportajes. En sus obras, el periodismo y la literatura han estado juntas para dar paso a una narración única de nuestra realidad. El amor en los tiempos del cólera, ‘Cien años de soledad’, ‘El coronel no tiene quien le escriba’ o ‘Crónica de una muerte anunciada’ causaron una revolución mundial.
Esa fascinación por el Caribe, que le dio la vuelta al mundo con ‘Cien años de soledad’, le valió el Premio Nobel de Literatura que los recibió el 21 de octubre de 1982. Fue escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista. Y en su larga trayectoria creó un territorio eterno y maravilloso llamado Macondo.
Fue uno de los escritores más admirados y traducidos: más de 40 millones de libros vendidos en 36 idiomas.
En 1954 aparece su primera novela, ‘La hojarasca’. Después viaja a Europa como corresponsal y recorre el continente e incluso los países de la ‘Cortina de Hierro’.
Plinio Apuleyo Mendoza, amigo de ‘Gabo’, recuerda que por 1 962 se inició el acercamiento de García Márquez y Fidel Castro. Esto, cuando por error Mendoza autorizó que apareciera la firma de ‘Gabo’ en una carta de protesta contra Castro, que firmaban los escritores del ‘boom’. Eso ocurrió tras el apresamiento del poeta Heberto Padilla.
Luego, García Márquez confesó en una carta a Plinio que no hubiera querido firmarla, y su amigo, de inmediato, procedió a desmentir la noticia.
“Esa rectificación circuló por el mundo y le llegó a Castro, quien logró que ‘Gabo’ pasara por La Habana, y allí nació esa amistad profunda”, anota Mendoza.
Entre tanto, el reconocimiento internacional del escritor colombiano seguía creciendo como espuma, luego de ganar, en 1972, el Premio Rómulo Gallegos.
Dos años más tarde creó la famosa revista Alternativa, en compañía del periodista Enrique Santos Calderón, quien recuerda que “no fue fácil convencerlo de fundar una revista de izquierda en la Colombia de mediados de los 70. Aunque tenía claros compromisos públicos con la causa, no creía en semejante aventura en un país donde la efervescencia de los grupos revolucionarios iba de la mano del canibalismo político”.
En 1975 apareció ‘El otoño del patriarca’, novela que intentó marcar distancia de la poderosa sombra que era ‘Cien años de soledad’.
De hecho, el libro no fue bien recibido, en un principio, por los lectores. Con los años, la crítica llegó a catalogarla como una de sus obras icónicas como novelista.
“En ‘El olor de la guayaba’, cuando le pregunté cuál era su mejor obra, me dijo que ‘El otoño…’ es su libro más complejo, que le llevó tres versiones y, si sumamos, creo que le llevó casi 17 años de escritura. Es una pieza de orfebrería literaria. Mucho tiempo después decidió que su mejor libro era ‘El amor en los tiempo del cólera”, recuerda Mendoza.
La influencia internacional de García Márquez se multiplicaba por el mundo.