La activista Pamela Troya dijo que la separación se realizó en una notaría porque no tenían hijos ni bienes en común. Foto: Tomada de la cuenta Twitter Pamela Troya
“Mi relación amorosa nunca fue un show. Mi lucha por el matrimonio civil igualitario tampoco. Nunca pensé que el nuestro sería el primer divorcio entre personas del mismo sexo”, comentó Pamela Troya, este martes 1 de octubre del 2019. El viernes 27 de septiembre, en una notaría, se produjo la separación legal. Esto ocurrió sin que se hayan cumplido ni dos meses desde su boda con Gabriela C., efectuada el 5 de agosto del 2019, en el Registro Civil de San Blas, en el centro de Quito.
En ese lugar, en esa misma fecha de agosto, pero del 2013, la entonces pareja intentó contraer nupcias por primera vez. Les respondieron que no era posible. En Ecuador los matrimonios solo podían efectuarse entre parejas heterosexuales, según la Constitución, argumentaron. Y así empezó la pelea de Troya, quien fue la cara visible ante los medios de comunicación, durante las acciones en los juzgados y en la Corte Constitucional.
Finalmente, la pelea que las quiteñas comenzaron pudo concretarse gracias a una acción interpuesta por Fundación Pakta, que empujó el matrimonio de Efraín Soria y Javier Benalcázar. El abogado Christian Paula los llevó hasta la Corte de Justicia de Pichincha, que consultó a la Corte Constitucional si en el país se podía aplicar la Opinión Consultiva 24/17, de la Corte IDH, más favorable a las personas Lgbti (Lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexo).
El 12 de junio de este 2019, la Corte Constitucional emitió un fallo favorable e histórico para esa comunidad. Y desde el 8 de julio, las sentencias son parte del Registro Oficial. Ya se han producido varias bodas de parejas del mismo sexo.
“No fue un show, la relación con Gabriela duró 10 años. Vivimos juntas durante ocho, eso es mucho más que algunos matrimonios heterosexuales. No me digan que no sé cómo se lleva adelante un compromiso. Nos divorciamos por razones demasiado personales que no voy a exponer. Nuestro matrimonio no duró lo que yo quería que durara. Pero me casé convencida, creyendo que sería para toda la vida. Amaba a Gabriela, fue una situación ajena a mí lo ocurrido. Esta decisión que tomamos me ha devastado. Aún estoy intentando asimilar todo”, dijo a EL COMERCIO.
Este Diario supo desde hace más de dos semanas sobre la decisión de divorciarse de la pareja, pero por respeto a Pamela Troya no se escribió nada al respecto. Hoy ella accedió a hacer pública su situación. “Les pido no usar este dolor para desprestigiar una lucha por los derechos de las personas Lgbti. Fuimos la primera cara, la primera pareja, sobre nuestros hombros cayeron muchas variables, luchamos contra el Estado que vulneró nuestros derechos, contra una sociedad homofóbica y machista. Muchos luego se fueron subiendo a esta camioneta del matrimonio igualitario, aunque antes, durante el gobierno anterior, no la vieron importante”.
El viernes pasado, Pamela Troya y Gabriela C. acudieron a la notaría, para divorciarse, ya que no tienen hijos ni bienes en común. Vivían juntas en un departamento alquilado, en uno de los valles de Quito. Compartían el espacio con la hermana menor y el sobrino de Troya. La expareja cuidaba de tres perros. Gabriela se quedó con dos y Pamela, con uno, Leila.
Pamela Troya se quedó con Leila luego del divorcio. Foto: Archivo / EL COMERCIO
“Me apena todo esto, ser la primera pareja del mismo sexo que se divorcia. No es fácil. No planifiqué casarme en agosto y divorciarme en septiembre. Es una situación extrema, personal, de la que no tuve conocimiento al casarme. Me ha destrozado esto, como otras parejas heterosexuales, el día de la boda pensé que envejeceríamos juntas. Pero no sucedió. Esto no tiene que ver con que seamos mujer y mujer. Miren las cifras del INEC sobre divorcios de parejas heterosexuales. No se trata de identidad sexual ni de género. Es algo humano”, reiteró la activista.
Desde anoche lee las críticas e incluso burlas, en redes sociales, ya que según Pamela Troya, sin su autorización se hizo público el divorcio. Pero también ha recibido muestras de respaldo en ese mismo espacio virtual. Algunos usuarios de Twitter escribieron “Bien preocupados por lo que pasa y deja de pasar en el #MatrimonioIgualitarioEC pero cuando están maltratando a sus parejas en la calle, lo primero que te dicen, cuando les interpelas, es que no te metas en su vida privada. Coherencia cero” (Vianca Francesca).
El legislador Sebastián Palacios también escribió: “El #MatrimonioIgualitarioEC se hizo realidad tras una larga lucha. A partir de su legalización, no debería llamarnos la atención si dos personas del mismo sexo se casan, tampoco si se divorcian. O nos escandalizamos con cada divorcio heterosexual? Nos falta mucho como sociedad”.
“No voy a dejar de ser activista. Ahora estoy acompañando en todas las marchas a favor de la despenalización del aborto por violación. Me siento identificada con luchas en las que se trata de evitar vulneración de derechos.
Me siento aún desconcertada y devastada, pero yo sé que encontraré las fuerzas, las tengo. Salgo con la frente en alto porque nada malo hice. Expuse mi vida, la entregué para luchar porque los Lgbti tengamos el derecho a casarnos. No me arrepiento, las críticas son el precio quizá. Pero este es un hecho personal que no invalida la lucha por los mismos derechos para todos y todas”.