El gobierno anterior “compró” las renuncias de un buen número de maestros. El problema es que nunca les pagó lo que les debía. El Gobierno actual está tratando de solucionar la deuda, pero le está resultando más complicado de lo esperado.
La máxima de que “ningún comedido sale con la bendición de Dios”, bien podría aplicarse a lo que le está pasando al Gobierno. Porque todo análisis debe arrancar mirando que esas “compensaciones por jubilación voluntaria” fueron pagos que el gobierno anterior convino en hacer a los maestros que se jubilaban antes de los 70 años. En el fondo, fue una compra de renuncias.
Según datos oficiales, por el sólo hecho de que aceptaron jubilarse antes de los 70 años de edad, se hicieron acreedores a un generoso pago de USD 50.000, linda promesa que el gobierno de turno no cumplió y le heredó (la deuda) al actual.
Si bien la mayoría van a recibir algo más de USD 50.000, también hay un grupo de maestros con los que se tiene una deuda algo menor porque ya estaban obligados a jubilarse, tenían menos años de trabajo o porque eran de un grupo a los que ya se les había pagado algo en el pasado.
Quizás es importante insistir que todos esos jubilados reciben mensualmente una pensión del IESS y de lo que se trata este enredo es de un pago grande, adicional, porque se jubilaron antes de lo que les obliga la ley.
Con todo ese escenario, el actual Gobierno decide pagar esas deudas, una decisión correcta (las deudas se deben pagar), pero también valiente, porque bien podía haber aplazado y demorado el tema, al igual que lo hizo su antecesor. Pero tuvieron el valor de encarar el asunto y propusieron pagar en bonos, a un plazo promedio de cinco años.
Con un bono se puede hacer dos cosas: guardarlo o venderlo. Si se lo guarda, cada año se cobra intereses y al vencimiento se recibe la totalidad del capital. En contraste, si se lo vende, se va a recibir menos plata de lo que dice en el bono, pero se la va a recibir inmediatamente. La diferencia entre el valor del bono y su precio de venta es el famoso “descuento” y éste es mayor mientras más largo sea el plazo del bono.
Y ahora armó una pequeña revolución porque algunos líderes de los maestros insisten en recibir toda la plata hoy mismo y en efectivo. Parecería que no están consientes que el Gobierno no tiene los recursos para hacerlo y que cualquier centavo adicional que cobren será en detrimento del resto de ecuatorianos que ya fuimos bastante generosos con esas compensaciones (tema regulado por una ley bastante generosa).
Para complicar la cosa, hoy parecería que el BIESS piensa comprar estos bonos a un precio algo mejor, lo cual no necesariamente sería un buen negocio para la institución.