El país está inmerso en uno de los largos feriados del calendario y es una oportunidad que debemos aprovechar en distintas facetas.
Un primer aspecto es el religioso, cívico y conmemorativo, una oportunidad para pensar en nuestros antepasados que se fueron y en esta materia los cultos funerarios tradicionales son ricos y diversos.Por cierto, recordar a Cuenca y sus gestas libertarias es una obligación histórica de toda la Patria y saludar a sus vecinos en su fiesta, es una ocasión grata.
Aunque los sondeos hablan de una menor movilización de personas proyectada para el feriado, los viajes copan las carreteras, y aunque sea los paseos familiares por un día movilizan la economía. Es verdad que una parte fundamental de ese movimiento y dinámica está en la hostelería y el turismo, que han sufrido consecuencias de distintos avatares.
Los problemas de seguridad en la frontera norte han tenido sus impactos y cabe empeñarse en todos los resguardos del caso para garantizar la libre movilidad de las personas y su plena seguridad, conforme es su derecho, y es deber del Estado garantizarlo. Los efectos del terremoto en Manabí y Esmeraldas juegan una baza crítica, pero la solidaridad de los visitantes es vital para apuntalar su turismo y la cocina local.
Es importante remarcar en los emprendimientos gastronómicos y la diversidad de nuestra cocina del mar y los productos de la tierra, como fuente de riqueza, sabores únicos y potenciales todavía insuficientemente explorados para mover la economía y crear empleo.
Y en ese sentido el motor que debe impulsar el Gobierno a través del Ministerio de Turismo es clave para todos los emprendimientos privados y la coordinación con verdaderas políticas públicas y la promoción indispensable dentro y fuera del país.
La labor del Estado en pro de los ciudadanos debe estar fijada en estas tareas, como en la seguridad y la prevención en las vías a fin de que la circulación se garantice y se reduzcan al mínimo los accidentes. En este aspecto la precaución de las personas es otro factor clave.