¿Es exagerado decirlo? Nos está envolviendo una especie de telaraña para lo que tenemos que hacer en la vida diaria. Aquí, allá, acullá y el ciudadano encuentra dificultades y problemas en los trámites.
Al parecer, la nuestra se está convirtiendo en una comunidad que necesita horas, días y meses para culminar cualquier trámite, especialmente en los sectores públicos: Estado, Municipios, entidades.
No hay trabajo: la desocupación es alta.
EL COMERCIO ha realizado una investigación cuyo resultado es que 13 proyectos de inversión, por un valor de dos mil millones de dólares, están detenidos y esperando su aprobación en la municipalidad capitalina.
La gestión de los interesados es … “que se dé trámite a la aprobación de los planes arquitectónicos que no se han concretado desde hace tres años”. En ese sector hacen inversiones cuantiosas. ¿Qué decir de quienes desean construir una casa familiar?
Disponen del terreno, gestionan en el banco un préstamo y queda ofrecido; han tratado ya con un constructor, arquitecto o ingeniero. La familia va al terreno en día domingo y ahí sueña sobre la casa que se va a construir y dejarán de ser inquilinos. Los planos. Los permisos. Son necesarios para comenzar la construcción. Historia constante ha sido este capítulo en el Concejo Municipal.
Hace algunos años, en la oficina que corresponde recibían el plano cuya aprobación se pedía y siempre le encontraban algún defecto. A corregir. En los nuevos, hallaban otros defectos: a elaborar otro más. Igual que ahora, la aprobación de planos y concesión de permisos es toda una hazaña, mientras el aspirante a construir la casa se angustia y presiona al constructor para comenzarla, como sea.
Si hay dificultades, de alguna manera se “arreglará”. Esta es solo una muestra de las exigencias para conceder un permiso de construcción: actualización de datos del catastro, levantamiento topográfico, documento del trazado vial, bordes de quebrada, archivos digitales, informe de bomberos, planos estructurales, planos hidráulicos y sanitarios, planos eléctricos, aprobación de ingenierías, permiso de construcción, solicitud de visitas de control de la ciudad, certificado de gravámenes, etc. En el curso de la espera el costo de materiales de construcción y el valor de salarios, ha aumentado. Mientras trabajan en la consecución de tanto papeleo, la casa ya se construyó.
Comienza el miedo: podrían ordenar el derrocamiento, por falta de aprobación de planos y permisos, que siguen en trámite.
La alta burocracia dicta normas legales; los mandos medios deben exigirlas, so pena de sanciones. Todos tienen autoridad. Vale recordar la sentencia del Intendente de Policía del Guayas, en la época del Presidente Arroyo del Río: Autoridad que no abusa, no es autoridad.