El sábado 21 de julio del 2018, el mismo día que el Presidente Moreno estaba viajando a Europa, se reunió en Cuenca un colectivo con el nombre “Vamos”.
Su objetivo explícitamente declarado fue: “Posicionar a “Vamos” como un nuevo movimiento político decidido a contribuir a la construcción de una sociedad más justa, equitativa, próspera.
Expresar el interés de “Vamos” de promover la articulación de un frente amplio de las fuerzas políticas y sociedades progresistas del país”.
Las palabras iniciales fueron del doctor Augusto Barrera, Secretario Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). Participaron varios ministros de Estado y otros altos funcionarios del gobierno del Presidente Moreno.
Un vínculo entre los participantes es que la mayoría – si no todos- fueron parte del Gobierno del correato. Los menos se excluyeron –o fueron excluidos- antes del fin de ese Gobierno, pero la mayoría participó con él hasta el 24 de mayo del 2017. ¿Es autorizado por el Presidente Moreno ese movimiento en el vientre de Alianza País? De serlo, se habría esperado que él lo convoque.
¿O es sólo un ejercicio de tema libre? Lo que no es cuestionable, porque a nadie se le puede negar el derecho a pensar y opinar.
¿O es una facción que en su mayoría – posiblemente no todos- quiere reivindicar al correato sin Correa, como proyecto político?. En este caso, su nombre habría podido ser “Regresaremos”, como evidencia del retorno que se perseguiría.
Las intervenciones y los documentos alertaban del riesgo del desvío ideológico, sin mencionar al Presidente Moreno, refiriéndose a posibles aperturismos que sectores empresariales estarían presionando.
Lo paradójico. Se supone que los aperturismos cuestionados, acercarse a los Estados Unidos de América, cuestionar los crímenes y atentados contra la democracia en Venezuela y Nicaragua, dar otro destino al edificio de Unasur cerca de Quito, ir al FMI, concesionar empresas y servicios públicos, formar alianzas público – privadas y otros, están siendo autorizados por el Presidente Moreno. Pero, sus ejecutores no provienen del correato, sino del sector privado, que intentan convencer a nacionales y extranjeros que ahí están las nuevas líneas de acción de Moreno. Al estar unos y otros en el entorno del Presidente Moreno, ¿a quiénes creer?
Como nunca faltan los mal pensados, hay quienes piensan que a Correa no le molesta que algunos de los más fieles a él sigan en funciones con Moreno.
Si algo sucede con éste –Dios no lo quiera- habría una especie de retorno a la matriz, que él simboliza. Lo haría feliz.¿Tendremos certezas de lo que quiere el Presidente Moreno?, lo sabremos a su regreso al Ecuador. Buen retorno, Presidente.