Los cambios propuestos en la Ley de Fomento Productivo tendrán efectos en el mediano plazo para corregir los desequilibrios fiscales. Mientras tanto, el Fisco atraviesa por una etapa de iliquidez, lo cual se refleja en el monto de depósitos en la Cuenta Única del Tesoro.
A mediados del mes pasado, esos depósitos llegaron a USD 386 millones, que apenas alcanzan para pagar la quincena de los trabajadores del sector público. Luego aumentaron a 1 074 millones, gracias a la inyección de USD 450 millones por parte de dos empresas públicas del Estado, que compraron Certificados de Tesorería a seis meses y una tasa de interés de 2,24%.
El Gobierno recurrió a esta operación porque las opciones de financiamiento en el exterior están cerradas. Por un lado, el riesgo país sigue alto. El viernes pasado cerró en 761 puntos, un nivel todavía elevado para pensar en una emisión de bonos, ya que se debería pagar una tasa de interés cercana al 11% para que los papeles tengan demanda.
Y del otro lado, un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al estilo de Argentina, demandará tiempo mientras se consigue apoyo dentro y fuera del país.
El Ministro de Finanzas no ha descartado ninguna opción de financiamiento internacional, lo cual incluye al FMI. Y el Presidente de la República agradeció la predisposición del vicepresidente estadounidense Mike Pence para viabilizar el financiamiento que necesita Ecuador. ¿Cómo? Fortaleciendo el diálogo con los organismos multilaterales, entre los cuales se encuentra el FMI.
Eso tomará tiempo. Mientras tanto, Finanzas tiene dos opciones en el corto plazo para conseguir efectivo. Seguir colocando Cetes a otras empresas que tengan liquidez (Biess, CFN, Banco Pacífico, CNT, etc.) y exportar más petróleo, aprovechando que el precio está alto. El crudo WTI cerró la semana pasada en USD 74,15, lo que ubica al petróleo ecuatoriano sobre los 60. Aunque eso será insuficiente para cubrir las necesidades fiscales, podrá dar un respiro por unas semanas.