La cobertura de la violencia exige responsabilidad. El secuestro de un equipo de prensa de EL COMERCIO ha corrido el velo, a este lado de la frontera, de la existencia de medios de comunicación fuera de Ecuador sin códigos en la materia, convertidos en cajas de resonancia de los actores de violencia. Pero también ha puesto sobre la palestra la importancia de desplegar periodistas a zonas de conflicto.
Exponer desde Bogotá, a los dos días del plagio, bajo el paraguas de altísimas fuentes anónimas, que los secuestrados fueron liberados; para a los ocho días ser parlante del mensaje (propaganda) de los captores y a los 16 asumir un panfleto con el peor desenlace, así, sin pensar en nadie más que en su falsa primicia, es impresentable en periodismo.
Una cobertura responsable de la violencia se basa en hechos, corrobora con distintas fuentes (no solo militares y policiales), desecha rumores, rompe filas con voces oscuras, respeta derechos. Documentar, contrastar, son preceptos inclaudicables, así como advertir el impacto en la salud mental de la gente, ponerse en los zapatos del Otro: víctimas, testigos, sospechosos, sociedad.
¿Qué hacer?
No abandonar a la población civil: La prensa no puede dejar que en Ecuador se instalen hoyos negros a los cuales ya nadie puede llegar.
Pensar como sociedad: Antes de publicar un hecho de violencia, los periodistas debiéramos preguntarnos: ¿Para qué? Sí. ¿Para qué vamos a difundirlo? ¿Qué perseguimos al publicar un crimen, atentado, abuso: un cambio en ese estado de cosas o simple primicia?
La mera enumeración de crímenes no construye seguridad. Por el contrario, una cobertura responsable sobrepone en cada caso a los seres humanos y sus contextos, explica ¿qué no se ha hecho para evitar esa violencia?, ¿qué se dejó pasar? o ¿cuál es el acceso a educación, salud, justicia, energía eléctrica, servicios básicos, etc. en esas zonas con violencia?
¿Y por qué hacerlo? Porque esos contextos construyen: dan luces a la sociedad sobre dónde intervenir; qué falló; qué cambiar. Y para esa tarea periodística se requiere no solo de capacidad para investigar, sino de sensibilidad. Porque, señores, hay que decirlo, hablar de la violencia es hablar del miedo; sin esa conciencia nada bueno se puede esperar.
* Dimitri Barreto P.