El reto de la hora -más allá de los espacios de crecimiento económico, generación de confianza y plazas de trabajo- pasa por una política exterior abierta.
En esa medida, la importancia de plantearse un acuerdo comercial con Estados Unidos y perseguirlo de modo coherente afianza las metas nacionales.
El principal socio comercial es ese país. A esa nación van orientadas buena parte de nuestras exportaciones, y es bueno retomar las conversaciones para lograr acuerdos, desde luego teniendo en cuenta las asimetrías.
Esa es la idea que expresó el viernes el Presidente de la República ante varios periodistas. La visita, esta semana, de una misión de la Oficina de Comercio de EE.UU. es un paso en ese sentido.
Esas conversaciones no se llevaban a cabo desde hace nueve años. La idea de un Tratado de Libre Comercio, alimentada hace más de una década, se truncó. Esa oportunidad la aprovecharon varios países para introducir sus productos en el mercado norteamericano. Ese proceso no dará marcha atrás por razones geopolíticas y del nuevo momento, pero se abren otras oportunidades.
El Ecuador demanda inversión extranjera y habrá que generar la confianza y seguridad jurídica para atraerla. El presidente Moreno habló el viernes de una ley para incentivar las inversiones.
Mientras todo eso se concreta, es indispensable abrirse al mundo para fortalecer mercados y abrir nuevos a nuestras exportaciones, para garantizar más trabajo y creación de riqueza.