El ciudadano Jorge Glas puede seguir en la soledad de su encierro. No irá al pretendido y bloqueado juicio político .
Una vez más, la puerta para la comparecencia de Glas ante el organismo natural de fiscalización, y el pasaporte hacia un juicio político, ha sido vedada. Antes, el Consejo Administrativo de la Legislatura, hoy, la Comisión de Fiscalización, no viabilizaron la comparecencia del ahora ex vicepresidente.
Mientras el primer proceso judicial en etapa de sentencia y apelación -que puede tomarse un tiempo- sigue adelante, en la Asamblea Nacional no creó el espacio para que en ninguna de las dos ocasiones planteadas, el alto ex funcionario rindiera cuentas.
La primera vez, Jorge Glas, prevalido de su investidura, fue recibido con alfombra roja ( de modo literal, sin metáforas) ante una Comisión de Fiscalización que solo fue tribuna de discurso, sin espacio para análisis ni réplicas.
El proceso en la Asamblea tomó su tiempo, más del deseable frente a la demanda nacional de una fiscalización abierta, transparente y sin menoscabo alguno del derecho a la defensa. Tal fue la lentitud desde el inicio, que antes de que el juicio político se sustanciara, el Vicepresidente perdió su cargo, conforme al mandato constitucional.
Entonces surgió la pregunta: ¿se puede hacer un juicio político a un vicepresidente que haya perdido funciones? La letra de la Constitución, o acaso los simples cálculos cerraron, esta vez, la puerta al juicio político.