Cuando se usa el calificativo de “limitado” o en su forma más despectiva “limitaditos” en contra de una persona, se entiende que la finalidad es definir una escasa capacidad de entender o de razonar. Por lo menos así fue utilizada durante la década pasada.
La escasez de razonamiento o de entendimiento, puede tener diferentes orígenes: problemas de desarrollo mental de carácter físico (que puede ser muy severo), deficiencia en la formación familiar, o, educación formal realmente inadecuada. Es muy grave cuando se combina más de uno de estos factores.
Hay que tomar en cuenta, desde luego, que hay una dependencia fundamental de quien usa el calificativo, que eventualmente puede adolecer de los mismos efectos de limitación, resultado de los mismos orígenes, y que su calificativo sea también producto de las limitaciones antes mencionadas.
Se evidencia la incapacidad de entender o de razonar, cuando frente a circunstancias claras y de entendimiento directo una persona se niega a aceptar las realidades, que parar otros son evidentes, o su argumentaciones se vuelven dogmáticas, que no aceptan discusión, y que consideran son la única verdad.
Una persona que no ha recibido una formación familiar adecuada, o que tiene serias fallas en la educación formal, permite, puede que sin siquiera darse cuenta, que el dogmatismo nuble su entendimiento.
Cuando el entendimiento está nublado, una serie de manifestaciones se presentan como consecuencia de esta situación anómala: se desarrollan devociones por falsos mesías, se pretende que verdad absoluta está en manos del objeto de su devoción, se aspira a que todo el resto de personas se debe adherir a su dogma o a su devoción, se desecha reglas sociales claras para defender sus puntos de vista.