La teoría del complot nuevamente es la punta de lanza de la táctica del oficialismo, desde el Ejecutivo y el Legislativo, para poner contra las cuerdas a la encuestadora Cedatos, Participación Ciudadana y varios medios de comunicación.
Como ha sido una constante en estos últimos diez años, el primero en esbozar las líneas argumentales del supuesto complot fue el presidente Rafael Correa.
El 2 de abril, tras conocerse los primeros resultados del exit poll de Cedatos, que le otorgó el triunfo a Guillermo Lasso, Correa dijo que la encuestadora le mintió al país, pues Moreno había ganado la elección, según su encuesta de Perfiles de Opinión corroborada luego por los datos oficiales del Consejo Nacional Electoral.
Días antes, la vicepresidenta de la Asamblea, Rosana Alvarado, presentó una denuncia por supuesta asociación ilícita contra Cedatos, que fue allanada el viernes. En reiteradas cadenas también se vincula a la presunta conspiración a Participación Ciudadana y a varios medios, como Ecuavisa. Aunque resta esperar si la fiscalía podrá recabar pruebas del supuesto complot, una vez más se busca judicializar la
actividad periodística.
Estas arremetidas de Alianza País caldean aún más el ambiente postelectoral, caracterizado por las continuas manifestaciones de militantes de Creo-Suma en varias ciudades, que reclaman por un supuesto fraude.
Precisamente, los representantes de ese partido anunciaron que impugnarán 4 243 actas (alrededor de 1,2 millones de votos) que tienen inconsistencias. Por lo visto, los procesos tomarán varias semanas.
Mientras tanto y hasta que las autoridades electorales absuelvan las impugnaciones, cabe que el Régimen baje la intensidad de sus ataques que en principio también perjudican a Lenín Moreno. Sobre todo, porque abonan a la polarización, que sin duda es un lastre con el que Moreno deberá lidiar, una vez que asuma el poder en mayo próximo.