El trajín de Isabel Pacheco, por tomar un bus en El Tejar, empieza a las 07:35. En la parada ubicada entre los túneles de San Roque y San Juan, la acera queda pequeña para los usuarios del transporte público, que se amontonan en su afán de conseguir una unidad para llegar pronto a sus destinos.
El miércoles pasado, Pacheco estaba desesperada. No dejaba de mirar las manecillas de su reloj y cada vez que se paraba un bus, se abría paso entre la gente, a empujones, apretando duro su bolso. “Ya pasan cuatro y aún no logro embarcarme. Este maltrato es de todos los días”.
A esa hora, los buses pasan repletos de pasajeros. Hay quienes viajan colgados de las puertas, por falta de espacio. En los pasillos es muy difícil encontrar un lugar para asentar los pies. En medio de esa realidad, los cobradores piden a la gente que suba rápido y que se acomode. Pacheco logró embarcarse a las 08:15.
Soledad Artundoaga vivió un drama similar. Llegó a la parada a las 07:40, con el propósito de subir a un bus de la Cooperativa Disutrans. “Esto es un caos. Ya son cuatro buses que pasan por la parada, pero no se detienen”.
Según la Empresa Pública de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), hay 34 rutas de buses que a diario pasan por El Tejar, de 13 cooperativas. Para Alexandra Cuenca, el número de unidades no es suficiente. Mientras hacía el comentario, una larga fila de buses detenía la circulación por el carril derecho, en sentido norte-sur, desde Miraflores.
Los conductores de los vehículos particulares también caían en la desesperación. Pitaban con insistencia como presionando para que la fila de buses se moviera.
A las horas pico, en ese sector impera el desorden y el irrespeto a la Ley de Tránsito. Los choferes de los buses invadían el carril que no está destinado para ellos y hasta se detenían en media vía para recoger y dejar pasajeros. Había policías de tránsito que también se perdían en la confusión.
Uno de ellos, que pidió mantener su nombre en reserva, reconoció que no pueden llamar la atención a cada conductor infractor. “Si hiciéramos eso, se dificultaría aún más el tránsito”.
Entre las 06:30 y las 08:30, los amontonamientos en la parada son comunes. A esas horas, muchas personas se dirigen a sus lugares de estudio o trabajo. Esa realidad se repite a las 13:00 y a partir de las 17:00.
A Leticia Vinueza le incomoda esa aglomeración de personas. “Hay quienes se pegan y aprovechan para manosearte o robarte”.
Ximena Espinosa, quien esperaba un bus para llegar a la Plaza de las Américas, ha sido víctima de la delincuencia en ese lugar. “Hace un año me robaron la cartera y hace tres meses me sacaron el celular del bolsillo”. Aseguró que los ladrones se hacen pasar por vendedores ambulantes.
David Villacís es el encargado de controlar el tiempo que deben permanecer los buses en esa parada. Él coincide en que El Tejar es inseguro. “Todos los días hay robos. Ayer (martes) al mediodía, un hombre le arranchó la cartera a una señora cuando se bajaba del bus. Salió corriendo”.
Tres policías nacionales estaban destinados para monitorear el tránsito en la zona y cinco metropolitanos impedían que los vendedores ambulantes expendan sus productos en la vereda. De vez en cuando, estos últimos vigilaban la parada por pocos minutos, pero enseguida, se trasladaban a otro sector.
La UPC de El Tejar reporta diariamente dos hurtos en la parada de buses. La mayoría corresponde a arranches de teléfonos celulares y aretes. Pacheco y Artundoaga saben que en el amontonamiento todo puede pasar.
Tenga en cuenta
Si en la parada hay aglomeración de personas, guarde las pertenencias en los bolsillos internos de la chaqueta o en el bolso, pero sujételo fuertemente.
Si está con niños, no suelte su mano. Es preferible que los ponga delante suyo.