Los movimientos del Gobierno para conseguir liquidez en las últimas dos semanas resumen lo que ha ocurrido a lo largo del presente año.
La contratación de nueva deuda externa y los créditos de liquidez otorgados por el Banco Central al Ministerio de Finanzas han permitido cubrir las necesidades fiscales en este año, lo cual no ha impedido que el país caiga en una recesión económica.
Finanzas ha realizado tres colocaciones de bonos en el mercado internacional por USD 2 750 millones, pero ha tenido que reconocer un rendimiento entre 9,65% y el 10,75%, cuando países de la región lo hacen en condiciones más favorables.
La contratación de nuevos créditos con China asciende a unos USD 3 200 millones, sin contar con los nuevos ingresos por preventas petroleras. Las condiciones de esas operaciones solo conocen las autoridades.
Ante la falta de liquidez en el mercado interno, el Gobierno emprendió un agresivo endeudamiento internacional, con lo cual consiguió financiar parte de la inversión pública e inyectar liquidez en el mercado.
Según las cifras oficiales, la deuda pública bordea actualmente los USD 38 000 millones, que equivale al 39% del Producto Interno Bruto. Si se consideran los cambios introducidos por las autoridades en la metodología de cálculo ese peso cae al 27%.
El Banco Central ha sido otro gran financista del Gobierno en el 2016, pero sus créditos de liquidez no se registran como deuda, pese a que pagan una tasa de interés.
Hasta el 2 de diciembre pasado, el saldo de esos créditos sumaron USD 4300 millones, de los cuales cerca de 3 000 millones corresponden a este año. Eso le convierte al Banco Central en el mayor financista del Régimen.
El Gobierno ha llegado al límite con el Banco Central, por lo que no se prevé que el próximo año obtenga nuevos créditos de esta fuente. Las alternativas son el mercado internacional de capitales, China o el Fondo Monetario Internacional, pero eso dependerá de quién gane las elecciones en el 2017.