Los artistas Sol Gómez y Daniel Carvajal hablan del programa Arteducarte en las Islas Galápagos. La emoción en sus miradas y sus palabras dejan sentir la calidez que evoca la curiosidad infantil y el aire que se respira en Isla Isabela.
Trabajar con los niños de la isla, convivir con la comunidad y tratar el tema medioambiental a través de la creatividad y la plástica configura una experiencia imposible de olvidar. Una experiencia que la vivieron por segundo año.
Esta vez, a las ideas de crear con la fauna y la flora del archipiélago, se sumó la propuesta de potenciar el programa de manejo de desechos sólidos implementado en Isabela. Así, los niños de cuatro escuelas se empaparon de conciencia ecológica y fueron ellos quienes potenciaban el tema en sus hogares, más allá de cierta resistencia propia de los adultos.
Arteducarte también abrió talleres con los profesores y con las familias. En todos ellos, el sentido lúdico del programa definió la tónica. Asimismo, el juego les permitió crear un vínculo afectivo con la comunidad y potenciar el autoestima en los niños.
En la charla, las emociones crecen con las palabras de María Consuelo Tohme, directora del programa. Ella señala que en las Galápagos están cansados de tanto proyecto teórico que se centra en un par de conferencias y luego abandona la isla. Arteducarte es más práctico, pues llega con cosas concretas, relacionadas a la cotidianidad, al aporte de cada individuo en su propio espacio.
Con el programa, el tema medioambiental llegó a Isabela bajo una idea biocéntrica (la relación horizontal entre ser humano y naturaleza), eso permitió un nexo más próximo y armónico entre los niños y su entorno; a la vez que propició reflexiones críticas.
Balero Basurero y Flora Clasificadora fueron algunas de las actividades comprendidas en el programa, estas giraron sobre las realidades de la isla y se construyeron mediante material de reciclaje y, sobre todo, harta creatividad.
El hecho de hallarse en Isabela impactó de manera particular en la sensibilidad de los artistas. La cercanía con la naturaleza reconfortó a Sol. Mientras que para Daniel, el paisaje se prestó para la contemplación y cambió sus dinámicas de creación y trabajo.
Arteducarte busca que el programa se repita año a año en las islas y que se consolide tanto y tan bien como lo ha hecho en Quito.