Los saraguros se congregan en la cancha para armar los equipos para los partidos. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
De prisa y animosos, solos, en pareja o en grupos. Así llegan los practicantes de ecuavóley a una de las canchas con cubierta, ubicada a pocos metros del estadio de Saraguro, en el cantón lojano del mismo nombre. Otros concurren con la idea de apostar o simplemente para observar.
La mayoría de saraguros viste su tradicional pantalón corto, algunos usan poncho, sombrero o gorra. Los jugadores llevan una mochila en su espalda, en donde guardan sus zapatos e indumentaria.
Segundo Vacacela, dueño del escenario, se alista para alquilar la cancha en USD 4 por cada partido. Hay un juez que cobra USD 2 por compromiso. Hasta que se inicie el juego, unos piden un plato de sancocho con mote, otros una cerveza o una gaseosa.
Hay más de 50 personas dispersas en el campo de juego, conversan, bromean… De ese grupo, seis son los privilegiados, quienes de alguna manera se desenvuelven mejor en el ecuavóley. La otra cancha, que no tiene cubierta, está enlodada por las constantes lluvias que se registran en Saraguro.
Una vez iniciado el juego, los presentes se ubican en puestos estratégicos. Allí se cruzan apuestas de USD 20, 50 y 100. En la cancha, en algunos casos, los jugadores también apuestan hasta USD 100. Existe gran interés por el cotejo.
Según José Miguel Andrade, uno de los asiduos practicantes, “hay jugadores que apuestan hasta USD 300”. Eso genere expectativa, pasión y atracción. El equipo ganador es retado por rivales de otro conjunto de igual o mejor nivel.
Ante esa realidad, sostiene Andrade, el ecuavóley es el deporte rey en Saraguro, puesto que se practica en todas las comunidades y tiene gran acogida. En su criterio, el indorfútbol y el fútbol son disciplinas adicionales en las 17 comunidades indígenas del cantón.
Andrade está consciente que este fenómeno se da por la falta de infraestructura para la práctica del fútbol. En Saraguro sobresale el estadio Municipal, en donde se desarrollan los torneos intercomunidades de balompié. Para el ecuavóley, en cambio, hay canchas en todas las comunidades.
Los partidos de ecuavóley, en la mayoría de escenarios, arranca cada viernes por la noche, mientras el sábado se juega desde el mediodía y el domingo se cumple durante todo el día. Entre los sectores con más practicantes están San Lucas, Pichic, Lagunas, Ilincho, Oñacapac…
Carlos Chalán es otro practicante, aunque no siempre tiene la oportunidad de jugar con los mejores asentadores, ponedores y servidores que hay. Él asegura que a la cancha de Segundo Vacacela llegan los mejores jugadores de ecuavóley y por eso existe gran concurrencia de público. Chalán reconoce que, en festividades, no faltan los encuentros de ecuavóley, incluso con equipos invitados de Loja y Azuay. Su aspiración, como de la mayoría de saraguros, es que se organicen campeonatos intercomunidades de este deporte.