En los últimos cinco días antes de la votación del domingo 5 de junio se apreció un empate técnico entre los finalistas Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Pedro Pablo Kuczynski (PPK- Peruanos por el Kambio). En 2011, los dos candidatos habían perdido ante Ollanta Moisés Humala Tasso. Hace solo una semana, las encuestas daban entre 5 y 7 puntos de ventaja a Keiko. La movida campaña de último minuto incluyó marchas, mítines, pactos políticos y más ofrecimientos para así llegar a la Casa de Pizarro o Palacio de Gobierno de Lima.
Veronika Mendoza, líder de la izquierda y tercera en la votación presidencial, para que no gane el fujimorismo pidió el voto para PPK, de centroderecha. En resumen, la ideológica política en el país vecino es temporal y cambia conforme a la necesidad del momento. Esto equivaldría a que el Partido Socialista y la Izquierda Democrática pidieran el voto del partido de derecha que lidere las encuestas en contra del movimiento de gobierno.
Los temas centrales de campaña han sido la economía y la seguridad. Aun cuando la economía ha crecido en los últimos 16 años, es un punto de preocupación, ya que se recuerda la crisis de los años 80 y el temor de retroceder. La pobreza de 58% y extrema pobreza de 25% en 2004, pasó hoy al 23% y 4.3%, respectivamente. El Perú de ayer ha cambiado.
Es un país donde los primeros mandatarios salen con pésimos niveles de popularidad y luego vuelven a ser candidatos, al cabo de un periodo presidencial, con la promesa de que acabarán con la pobreza y la injusticia (por ejemplo, Alan García y Alejandro Toledo).
El antifujimorismo retomó fuerza en 2011, Humala iba a perder contra Keiko y, en el último santiamén, le ganó con una diferencia mínima. La suma de la oposición lo elevó a la Presidencia. Esto refleja la enorme capacidad de sorpresa en la arena política.
PPK pasó a un ataque frontal contra Keiko y denunció que con ella volvería la dictadura y Perú se convertiría en un narcoestado. Ello hizo efecto, sobre todo en el último debate del domingo previo, que PPK ganó, según las encuestas. Otra vez, el voto antifujimorista se agrupó y ella se colocó por debajo en las encuestas. PPK, exministro de Economía, dio la sorpresa y pudo dar la vuelta como lo hizo Humala. La derecha en Suramérica cada vez gana espacio. En teoría, los dos son de esa línea, aunque cada uno con su propio estilo.
La delincuencia sigue siendo un tema de preocupación y Keiko afirmó que iría contra los delincuentes con mano dura. Al fujimorismo le opaca el autoritarismo, las violaciones a los DD.HH. y corrupción (p.e. los vladivideos de Montesinos). Empero, para muchos, eso no es relevante sino tener un plato de comida.
Hoy, Perú espera los conteos finales, la economía peruana no cambiará su rumbo de derecha y positivo. ¿Veamos cuáles promesas de campaña no quedan inconclusas?