El proceso de automatización para el pago de las pensiones alimenticias en el país constituye un paso adelante.
La implementación a escala nacional del Sistema Único de Pensiones Alimenticias (SUPA), un programa informático que activó el Consejo de la Judicatura, trae aparejada una serie de posibles bondades. La más importante de todas: apunta a dejar en el pasado prácticas y procedimientos incluso arbitrarios y anticuados.
Por ejemplo, aún se recuerda que los obligados subsidiarios (abuelos, en su mayoría, así como tíos y hermanos) podían ir a la cárcel. Eso sucedía si había incumplimiento en la consignación de las mensualidades para alimentos en favor de las personas que adquirieron este derecho. La aprobación, en este año, del Código Orgánico General de Procesos puso término a una disposición injusta.
¿Qué ventajas adicionales exhibe el SUPA? En especial, hay la expectativa de que este esquema optimizará los pagos a través de 36 entidades financieras a los 600 000 beneficiarios del sistema de pensiones alimenticias, que mueve cada año USD 500 millones.
Adicionalmente, los descuentos a los alimentantes y los incrementos anuales, que se indexan a la inflación, serán automáticos. Y si se desea verificar si se acreditó la pensión, ahora se puede hacer en línea. Cuando se produzcan retrasos en los pagos, también se calcularán los intereses generados por la mora.
El SUPA, pensado para poner orden en un tema sensible, se pone a prueba.