Es bien sabido que el 12 de Octubre de 1492 se dio el encuentro entre el mundo conocido y el Nuevo Mundo, llamado por los aborígenes Abya Yala. Si de protagonismos se trata, la figura de Isabel la Católica tiene un hondo significado. Hizo posible que a partir del siglo XV lo que es hoy el continente americano iniciara la ruta que nos ha conducido a formar parte del mundo occidental, inclusive porque desde entonces los hemos hecho nuestros dos de los grandes idiomas modernos: el español y el inglés.
Pobres de nosotros si no se hubiera impuesto el espíritu aventurero de la Reina española. La presencia europea nos hubiera llegado dos siglos más tarde. Cuando Frantz Fanon escribió su famoso libro ‘Los condenados de la tierra’, refiriéndose a los pueblos de África, las fronteras de sus elucubraciones hubieran llegado hasta América.
Con buenas razones desapareció del calendario de nuestras efemérides el 12 de octubre como el Día de la Raza, en alusión inequívoca a quienes saliendo de España conquistaron medio mundo en gestas tan solo imaginadas en los libros de caballerías, los que leía el Quijote. Se comprende que en España se lo conmemore por lo alto, pese a que pueblo más mestizo que el español no lo hay en Europa. Entre nosotros, me refiero a los hispanoamericanos, eso de la raza tuvo un significado que concitó fervorosas adhesiones.
Tengo en mis manos un librito fotocopiado que lo obtuve de la Biblioteca del Museo Naval de Madrid (La Bandera de la Raza. Montevideo, Ed. Unión Hispanoamericana, 1935). “Sobre paño blanco lleva tres cruces cóncavas, mayas, moradas, en una misma línea, siendo la central mayor. De ésta surge un sol incaico naciente”. El creador de aquella bandera, el capitán uruguayo Ángel Camblor. Fue izada por primera vez el 12 de octubre de 1932 en la Plaza Independencia de Montevideo cuando se conmemoraba el Día de la Raza. Para Camblor, “una raza compuesta por levadura de indios y españoles; de hombres y mujeres venidos más tarde de todas las regiones de la tierra. Es la raza espiritual, sociológica: más del alma que de los huesos”. La que le tiene al idioma español como “la sangre de su espíritu”.
A partir de aquel memorable día vinieron los pronunciamientos de todos los países hispanoamericanos. De Ecuador: “El Congreso de la República. CONSIDERANDO que el Día de la Raza, tiene alto significado hispano-americano, etc. ACUERDA: adoptar la enseña enarbolada en la República del Uruguay el 12 de Octubre de 1932”. Firman: José V. Trujillo, Presidente del Senado, y J.M. Velasco Ibarra, Presidente de los Diputados. Dado en Quito, a 12 de Octubre de 1933.
Cabe una sugerencia: el 12 de Octubre debería ser el Día de la Hispanidad. La Hispanidad comprendida como el conjunto de pueblos a quienes les une un idioma compartido, el español. Lazo fuerte, indisoluble.
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