El país debe afrontar con sinceridad y objetividad la nueva realidad económica, que es empujada por un menor precio del petróleo.
El Poder Ejecutivo, del que emanan las políticas públicas, debe ser el primer agente capaz de generar confianza y sensatez y para eso debe dar un giro.
Primero, el discurso debe ser más tranquilizador y dejar de lado la confrontación política, sin abandonar principios. Pero es importante comprender e incorporar los aspectos del nuevo panorama que sobreviene a la proyección para el año 2016, en medio de la dificultad que el propio Presidente ha advertido.
En materia presupuestaria se está hablando ya de un recorte que aterrice las cifras en el nuevo escenario. Muchos analistas proponen no sobrepasar los USD 30 000 millones para evitar un déficit abultado e imposible de abordar.
Este año, con más de USD 36 000 millones de punto de partida, se llegó a establecer dos recortes que sumaron USD
2 2 00 millones, junto con la emisión de bonos y la adquisición de más deuda.
Además, para equilibrar la balanza comercial se subieron salvaguardias y se aplicaron sobretasas arancelarias.
Más allá de la discusión política consustancial a la Asamblea Nacional, los legisladores habrán de dotarse de argumentos técnicos que fijen, primero, un barril de petróleo con un precio real; y segundo, un presupuesto ajustado y un discurso que permita una reingeniería del gasto excesivo, cortando dispendio en propaganda millonaria, viajes, etc., gastando lo justo y priorizando lo social.