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Finalmente,el alcalde Mauricio Rodas y el Municipio capitalino aprobaron el capítulo económico y el Metro capitalino comenzará en breve su etapa de construcción, pase lo que pase, digan lo que digan. Casi decimos “cueste lo que cueste”, pero ese tema es muy delicado e hizo sudar a los munícipes. Allá, por el año 2018, los habitantes de esta hermosa e irregular ciudad podrán recorrer 22 km por el subterráneo. O sea por el ‘underground’, como dicen los londinenses, quienes tuvieron el primer Metro del mundo, el 10 de enero de 1863.
Dar vida a un Metro no es fácil por estos lares. Es un invento que está dedicado a las grandes ciudades. París fue la segunda. Por supuesto, Nueva York se lanzó con entusiasmo y muchos dólares a la tarea y ahora tiene un súper Metro que transporta varios millones de pasajeros por día. Las ciudades medianas dudan cuando se habla de ese tema. En nuestro querido Quito se dieron pasos hacia adelante en la movilidad, como el Trole, pero sin llegar a las dimensiones de todo un Metro.
El exalcalde Augusto Barrera lanzó la idea. Fue cuando él y sus amigos aliancistas iban por la primera elección y surgió la palabra Metro. Barrera triunfó. Posteriormente, cuando buscaba la reelección, quiso anunciar a los habitantes de Quito que se trataba de una realidad y procedió a la construcción de la entrada y de la salida. El triunfo parecía seguro, pero Quito es una ciudad jodida. De pronto las encuestas dijeron que el atrevido joven Rodas avanzaba con ímpetu. El Gran Jefe Correa asumió la tarea de brindar sus votos al amigazo Contrabarrera y se lanzó a la campaña, pero sucedió lo impensable.
El Metro fue el gran dilema para el alcalde Rodas. Tuvo sus momentos de duda -¡varios millones de dólares!- y le cayeron los concejales aliancistas. De pronto logró el apoyo de una mayoría -qué alivio- pero igual, siguió funcionando la duda metódica.
Convertir en realidad el Metro barrerista implicaba un gasto muy alto pero muy interesante y atractivo. La historia del Metro de Medellín incitaba a la negativa. ¿Decir no al Metro de Quito? Vaya qué problema. Menos mal que el Municipio quiteño dijo “sí” y hace pocos días se ratificó aprobando el aspecto económico. Dentro de poco tiempo comenzará la gran tarea de abrir un gigantesco túnel desde El Labrador hasta Quitumbe.
El Gobierno pondrá 750 000 dólares y el resto -1 260 millones- abonará el Municipio. Faltan algunos pasos, entre ellos el contrato para construir el gran túnel. Casi es seguro que las empresas Acciona y Odebrecht, con toda su fama y sus problemas, sobre todo esta última, se harán cargo de la gran tarea -gigante en términos ecuatorianos- y se espera que sea una oportunidad para su reivindicación.
La movilidad es un problema y un reto en Quito. Más cuando la ciudad ha crecido tanto en los últimos lustros y ahora se aproxima a los tres millones de habitantes, con todo lo que ello implica. No solo el Metro consta en los esquemas del transporte urbano quiteño, además de que atender a toda la ciudad es un desafío enorme.
Dentro de poco comenzará a escribirse una historia interesante. Y difícil, por cierto.