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Confieso que me sorprendí cuando me enteré por primera vez del informe Bain, en la entrevista que hizo Líderes a la ministra Cely, publicada el lunes 27. Conocía de Bain Capital como la empresa que lideró Mitt Romney antes de ser candidato republicano a la Presidencia de EE.UU. Bain se especializa en la reestructuración de empresas: compra firmas cuyas partes valen más que el todo, las desguaza, vende las partes, y gana un montón de dinero.
Después me entero que tiene otra línea de asesoría, de estrategias de crecimiento económico, y que entre sus clientes antes que Ecuador estuvo Brasil.
Era de esperar que cuando la ministra Cely retornase de Washington a Producción no sería únicamente a apagar incendios, sino que vendría con una estrategia económica de recambio luego que dejó de ser viable el crecimiento por la vía exclusiva de la inversión pública. Ahora es el turno de la inversión privada.
El punto de partida de Bain es determinar “cuáles son los sectores donde tenemos mayor potencial competitivo… que lo diga un externo”, explicó la Ministra. Esto quiere decir que Bain utilizó su metodología para determinar cuáles son las actividades industriales, agrícolas y pesqueras en que hay mayor potencial. Indiscutiblemente, estará la mayor parte si no todas en las que Ecuador ya es gran exportador, como flores, camarón, atún, aceite de palma, además de otras nuevas con gran potencial.
En Brasil, Bain puso como ejemplo exitoso a Embraer, que conquista el mercado de aviones comerciales para distancias cortas (Tame es cliente). El éxito de Embraer, señala Bain, es el diseño, pues la abrumadora mayoría de los componentes es importada. El valor agregado está en el producto final.
En su recomendación central, Bain no estaría lejos de lo que propuso anteriormente el BID con base en un estudio de expertos de Harvard, y el cual la ministra Cely presentó en su primer período en Producción. Una recomendación similar hizo a Senplades la estatal coreana KSP. Pero el régimen descartó ambas recomendaciones, y adoptó su versión de la estrategia asiática: apuntar a industrias básicas y de punta, considerando que la competitividad se la puede lograr en el tiempo.
Han transcurrido ocho años de la administración Correa, y no hay indicios de una transformación productiva. Lo que habrá, en el noveno año, es un cambio en la matriz eléctrica, con el ingreso masivo de centrales hidroeléctricas, y la finalización de la muy prolongada pero indispensable repotenciación de la Refinería de Esmeraldas.
Pero ninguno de los grandes proyectos de industrias básicas está en marcha ni se ha concretado un convenio con un socio estratégico. Tampoco se han diversificado las exportaciones, ni se observa un aumento de las exportaciones de manufacturas.
El recambio de estrategia es indispensable.