Respetado papa Francisco. Alegra sobremanera su anuncio de realizar una visita al Ecuador este año. Usted no necesita invitación para que llegue, como sí ocurre con organizaciones internacionales respetables como la Comisión Interamericana de los DD.HH., que no ha podido venir a una visita in loco, como fuera su deseo, porque no se quiso formalizar desde el sector oficial.
Sabemos, por información del clero ecuatoriano, que usted hará una visita pastoral, pero también en el mundo católico estamos conscientes que sus mensajes profundos, más allá de la visión religiosa, emanan sabiduría, que abordan los diferentes problemas del planeta y sus palabras, como se suele decir, que le calce el guante al que le chante.
Venga para que verifique el desarrollo material de la obra pública, fundamentalmente de cemento, los avances en la infraestructura en educación, salud, vialidad, la importante política de becas para miles de estudiantes ecuatorianos que han viajado a universidades del exterior, la reducción de la pobreza. ¿Y la parte espiritual, de convivencia pacífica y la criminalización de la protesta que un Defensor del Pueblo en esta administración puso en un informe de casi 150 páginas?
Venga y dé el buen ejemplo que no solo predica sino practica la tolerancia y el perdón con todos, seguidores o no de la Iglesia Católica, como ha demostrado con las otras religiones. Una de sus enseñanzas ha sido saber escuchar y procesar los planteamientos con paciencia. Así podrá escuchar a los anfitriones oficiales, pero también debe abrir espacio para oír a representantes de otros sectores. Organizaciones sociales, indígenas, afroecuatorianos, de trabajadores, jóvenes estudiantes, gremios de profesionales, médicos, abogados, periodistas y otros, que no estén identificados con el oficialismo.
Nuestro país no se compone solo de un sector que se ha uniformado sino que, como consagra la Constitución que aprobaron en Montecristi, tiene una diversidad pluriétnica, intercultural y plurinacional, irrespetadas.
Muchos que se dicen católicos seguramente recibirán la comunión, aunque luego cuando salgan del templo y usted retorne al Vaticano volverán a las mismas prácticas de corrupción. Otros, al insulto y el mal ejemplo de poner a unos ecuatorianos contra otros, en una muestra de polarización entre los seguidores que aplauden y los que discrepan y critican y que están ubicados como enemigos.
Usted que ha reiterado la defensa de los DD.HH. y la libertad de expresión. Usted, en el Evangelii Gaudium No. 3 que presentara como una exhortación apostólica, fue claro al decir no a la guerra entre nosotros, sí a un pueblo con rostros que reflejen la diversidad. Cuando habla de la posibilidad de desarrollar una comunión en las diferencias. El diálogo social como contribución a la paz y la evangelización que implica un camino de diálogo. Bienvenido papa Francisco.
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