El día de mañana, 20 de abril, se cumplirán 104 años del milagro ocurrido en el colegio San Gabriel, donde una imagen de la Madre de Dios, en su advocación de la Dolorosa, ante un grupo de alumnos internos, abrió y cerró sus ojos representados con infinita tristeza de una Madre que mira el suplicio de su divino Hijo, cargado de una cruz, que avanza por la Vía Dolorosa camino del Calvario.
La literatura de los primeros siglos de la Era Cristiana y toda la Edad Media trató de interpretar, en prosa y verso, el misterio de la soledad de María. Las letras ecuatorianas en el siglo XX han procurado comprender también qué significan las lágrimas de la Dolorosa mientras sigue las huellas sangrantes de su Hijo. ¿Por qué el llanto de la Virgen durante el drama de la crucifixión se refleja en el cuadro venerado en el colegio San Gabriel? ¡Aquel abrir y cerrar de ojos intuido por el artista al pintar las afligidas pupilas de la Madre, son sin embargo auténticas lágrimas de dolor desprendidas del cuadro que miran absortos los jóvenes gabrielinos!
La polémica suscitada al respecto desde aquel 20 de abril de 1906 continúa todavía: frente a la fe de los creyentes, sigue en pie la enconada diatriba de los incrédulos y todos se preguntan ¿por qué lloró la Virgen? Hasta entonces las leyes fundamentales del Estado reconocían al Ecuador como una nación esencialmente cristiana y la religión se enseñaba no solo en el seno de las familias sino también en escuelas, colegios y universidades, pero la Constitución dictada por la Asamblea de 1906-1907 abolió la educación religiosa y la excluyó del Estado. Un régimen político monopartidista impuso no solo su agnosticismo sino que declaró verdadera guerra a la Iglesia. Solo con el modus vivendi de 1937 se restableció la paz religiosa y se permitió la libre práctica del culto a las grandes mayorías católicas. ¿Lloró la Dolorosa por aquel régimen persecutorio de la Iglesia que se legalizó con la Constitución de 1906?
El San Gabriel, desde entonces, patrocina anualmente un novenario en honor de la Dolorosa del Colegio y rememora con fidelidad y fervor el hecho prodigioso ocurrido en el viejo edificio colonial de la calle Benalcázar y en la iglesia de la Compañía de Jesús. El transcurso de los años y el crecimiento de Quito obligaron a construir al norte el nuevo colegio San Gabriel y la nueva iglesia de La Dolorosa, en homenaje de la Virgen. En este año la iniciación de la novena ha coincidido con el fervoroso y multitudinario arribo de las reliquias de San Juan Bosco en recorrido por todo el Ecuador. El vigoroso ímpetu que mueve estos hechos es la misma fe que constituye uno de los ejes de la historia nacional.
La devoción a la Dolorosa ha llevado a un dinámico grupo de antiguos alumnos de los colegios San Gabriel y Gonzaga a construir una ermita en la cima de Cruz Loma, junto al Teleférico, donde cada sábado se celebra misa.