El constante flujo vehicular que hay en la calle Necochea, a la altura de Los Dos Puentes, ha ocasionado problemas a moradores y comerciantes del lugar.
fakeFCKRemoveAfectaciones en la salud, ruido constante, contaminación y el tránsito son los inconvenientes que diariamente deben soportar por mantener sus domicilios y negocios en ese sector. Aunque, con el cierre parcial de los túneles, hace dos meses y medio, las ventas del negocio de Yolanda Llumiquinga bajaron.
Para ella, el cierre fue negativo, pues no permitía que se generen los ingresos a los que estaba acostumbrada. Eso a pesar de que está consciente de que es un sector con demasiada contaminación y peligroso.
Para evitar que alguna persona intente robar su tienda, instaló rejas de protección. Sin embargo, eso no la protege del esmog que los buses urbanos y autos producen diariamente.
Llumiquinga está preocupada porque piensa que con la reapertura de los túneles a todo tipo de tránsito -desde el fin de semana- volverán los problemas de salud, el tránsito y el ruido .
Esa opinión la comparte Ramiro Torres, propietario de un local de reparación de motos que se ubica en la vía. La bulla de los automotores le ocasionaron un problema auditivo y ahora escucha menos, su audición se redujo a la mitad. Torres trabaja en la calle Necochea hace 24 años y no se ha ido porque a pesar de las afectaciones tiene clientela y es un sitio estratégico.
Además, dice que el constante tránsito y la falta de control policial para los peatones han causado incluso accidentes. “En esta calle no se puede cruzar en horas pico. Los autos no se detienen si alguien quiere cruzar”.
En el sector no hay semáforos, pasos cebra ni puentes peatonales. Por eso, los transeúntes deben sortear los vehículos para pasar al otro lado de la vía. La remodelación de los túneles no cambió la imagen de la zona. Las ventanas de las viviendas y de los negocios están cubiertas de hollín por los gases de los autos.
Mario Coba es dueño de un local de hojalata. No vive en la Necochea pero pasa en su negocio todo el día. Hace pocas semanas fue al doctor porque no se sentía muy bien de salud. Después de algunos exámenes, el especialista dedujo que tenía mal de Parkinson. Según Coba, el médico le dijo que una de las causas puede ser su exposición a la contaminación vehicular. Le recomendó que cerrara el local, pero para Coba es imposible porque ha mantenido el negocio 46 años y es su fuente de ingresos.
Deberá comprar medicinas constantemente por su enfermedad, así también lo tendrá que hacer Liliana Tapia, moradora. La contaminación le ha causado constante gripes durante 20 años que vive en el sector. “Con la apertura de los túneles otra vez tendré que estar todo el tiempo donde el doctor”.