El ejercicio político “a la ecuatoriana” fue desprestigiando a la democrática fiscalización. Más aún, el interesante “juicio político” se fue transformando en show para captar votos o popularidad barata. El uso se convirtió en abuso. Hasta que la “revolución ciudadana” le puso el ojo, ofreciendo cambiar la conjugación del verbo “fiscalizar” y convertirlo en algo nuevo, diferente, moderno, ejemplar. Funcionaron los sabihondos de Montecristi y entregaron su obra maestra. La aplicación práctica le correspondió a la Asamblea del Corcho y –caramba- todas las propuestas se fueron al archivo. Todas. Entonces cuatro mosqueteros de Alianza País –con María Paula y Paco a la cabeza- buscaron un candidato para el primer gran juicio político de la nueva era. “Tiene que ser algo bueno”, dijeron y cuando su personaje estuvo seleccionado y listo se dedicaron a coleccionar pruebas, señales y pautas, durante largas horas, implacables días y agotadores meses, hasta que pusieron en la picota a W.P.
Con la circunstancia de que W.P. no resultó ningún pato a la orange. Tenía buen pico y casi placa y era un gallito de pelea. Respaldado por la más grande colección de fiscales listos a firmar comunicados, amigos y, sobre todo -para mala pata de los mosqueteros- por un super amigazo dispuesto a darle la mano y hasta el codo. Final: todavía esperamos el primer juicio político de la Era Correa mientras el doctor Washington Pesántez se sirve un vaso de agua para que le pasen los sustos y las iras. Los cuatro fiscalizadores aficionados, por su parte, yacen con los nervios de punta, recibiendo aplausos por su templaza y reprimendas por dejarse ganar por el Jefe.
En otro episodio de la semana, la vecina República Paisa de Colombia es un hervidero político. Uribe no fue de la partida –para no ser reeleccionista como Chávez- y se movió la ruleta, con un montón de candidatos en pos del premio.
Con dos favoritos: Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Livickas y Juan Manuel Santos, verde y uribista, respectivamente. La sorpresa dio el postulante que se había casado sobre un elefante, en un circo, mostrando las nalgas, todo ello con el añadido de la insólita novedad de que no es un loco.
Ni mucho menos. Es matemático, filósofo, excéntrico, dos veces alcalde de Bogotá con buenas notas. Antanas ofreció “tratar duramente a las Farc y con paciencia a Chávez”. Mientras tanto, Santos habló con orgullo del bombazo de Angostura y el coronel Chávez agregó que con Juan Manuel venía la guerra. Además, hay de por medio la oferta de mano dura con la guerrilla y el postulante oficial quedó convertido en un Juan Manuel Santos Guerrero. ¿Quién va a ganar en las elecciones de mayo? Parece que Antanas, aunque algunos digan que tal vez le faltan huevos para un país tan difícil. Pero hay materia gris, sin duda.