Hay que gestionar las contradicciones de los radicalismos. Vista la creciente desigualdad económica el pueblo no puede aguantar más los perjuicios que causan los radicalismos políticos, cuando es de interés nacional consensuar para no retroceder. Es urgente una Política de Estado que conlleve la disminución de la brecha entre muchos pobres y pocos ricos.
A tales efectos los compromisos que está asumiendo el gobierno con la Conaie deben tener en cuenta los intereses de la gran mayoría de pequeños recursos. No es correcto que se condonen deudas por 10 mil dólares y se dé un bono de 60 dólares a los más pobres. No conviene que se gasten 4 mil millones de dólares en subsidios contraproducentes, cuando se necesitan recursos para crear fuentes de trabajo y educar a los jóvenes que ni trabajan ni estudian. Tampoco es correcto que se tienda a frenar la explotación petrolera y la minería metálica, que el país necesita para aumentar sus ingresos, aunque las compañías mineras solo dan el 10.4% del valor de sus exportaciones.
El interés nacional exige no hacer más paros sino diálogos eficaces que despejen las turbulencias que dañan la imagen y sitúan al Ecuador como país no confiable, por lo que es necesario acercar las posiciones radicales, ya que como estamos no vendrán inversiones por más leyes que impongan un sacrificio fiscal y no habrá nuevas empresas que ofrezcan empleos formales.
Los radicalismos empresariales también deben terminar ahora para que haya más empleos adecuados. El Instituto de Estadísticas informa que hay solo 3 millones de personas que tienen un empleo adecuado, los que deben estar afiliados al IESS, para que todos tengan protección social y así paliar la crisis financiera del IESS, cuya solución es primordial.
Nadie puede asumir posiciones radicales en el tema de bajar la desnutrición infantil del 29% al 23% y todos debemos apoyar esta meta del gobierno, pues se trata de un objetivo prioritario para tener niños con capacidades suficientes para vivirmejor.