Una campaña contra los pitos innecesarios
Me permito escribir para expresar mi malestar por la pésima costumbre de algunos quiteños, de usar de manera discriminada el pito. Es increíble, pero cuando uno circula por las vías de la ciudad y por la mala suerte le coge la luz roja en un semáforo, debe estar listo para ser irrespetado. Hace unos días, el chofer de un taxi empezó a pitar como loco cuando, apenas, el semáforo indicaba luz amarilla. Pienso que estaba de apuro y no le importó ni la seguridad de las personas ni lo estipulado en la Ley de Tránsito. Y se sorprenderán más si les cuento que a pocos metros estaba un policía organizando el flujo vehicular. Él también se hizo el sordo. Sería bueno que los medios de comunicación lideren una campaña para erradicar el uso discriminado del pito en la ciudad. Sería una gran ayuda para reducir los niveles de contaminación auditiva. Ojalá esta propuesta tenga eco en quienes queremos a la urbe. Miguel Arroyo