Pasear por el bosque en busca de hongos es una aventura que se puede hacer en Quito. En esta época de transición del verano al invierno, los árboles lucen frondosos, los helechos tienen un lindo color ocre y en las zonas más húmedas es fácil encontrar setas de varias texturas y variedades.
Paullete Goyes, estudiante de biología, dice que los hongos son la puerta hacia un conocimiento que, hace casi una generación, era inaccesible. Antes era difícil investigar e identificarlos en la ciudad.
El reino Fungi es de los más grandes, diversos y poco investigados en la actualidad en Quito. Es por esta razón que, hace cinco meses, Goyes creó el proyecto Integración Fungi, con el objetivo de reunir a personas que compartan sus ganas de adentrarse en parques y bosques para conocerlos.
La idea es intercambiar conocimientos y también generar un espacio para conectarse con la naturaleza. Goyes utilizó sus redes sociales para convocar a la ciudadanía y organizar excursiones. Estos recorridos se llevan a cabo los domingos y tienen un costo de USD 5.
La expedición por la ruta de los hongos
En un reciente recorrido, ella y los interesados se reunieron para cubrir el parque metropolitano La Armenia. La expedición se inició a las 09:00. Al lugar llegaron 10 jóvenes, entre estudiantes de biología y aficionados, con vestimenta cómoda y sus respectivas gorras para protegerse del sol.
Mientras caminaban, se escuchaba el crujir de las ramas. Con la lupa buscaban los diferentes tipos de hongos. Encontrar uno en estado natural era emocionante: los jóvenes se echaban al suelo o sobre algún tronco y, de manera cuidadosa, analizaban cada espécimen.
Las fotos no podían faltar. Todo se completaba con movimientos de las yemas de sus dedos para sentir cada textura en los hongos.
Durante el recorrido, Paullete explicaba las características y funciones que cumplen los hongos que iban encontrando en el camino. Los que más llaman la atención eran los que tienen forma de champiñón y pertenecen a la familia denominada Neofavolus. Su forma incluye un sombrero semicircular cubierto de escamas aplanadas de textura lisa. Los colores pueden variar entre el blanco, el crema o el marrón.
En la expedición se identificaron varios líquenes. “No son una mancha, no es musgo, ni tampoco son plantas de reducido tamaño”. Goyes explica que son producto de una simbiosis perfecta entre un hongo y un alga verde.
Una de sus propiedades es ayudar a conocer mejor las condiciones en las que se encuentra nuestro entorno, ya que funcionan como un bioindicador. En otras palabras, son un medidor natural de las condiciones atmosféricas y de la contaminación.
Importancia medicinal
Entre los tipos de hongos que encontraron los estudiantes durante el recorrido se identificaron los que contienen propiedades medicinales. La guía mencionó que los hongos han sido utilizados por cientos de años, sobre todo en los países asiáticos, para tratar infecciones. Hoy en día, también se emplean para tratar enfermedades pulmonares y el cáncer.
Raquel Chicaiza tiene 20 años y desde pequeña demostró pasión para estudiar el reino fungi. Le llama la atención conocer las propiedades curativas que tienen estos organismos. Con su lupa, ella identificó un peculiar hongo conocido comúnmente como seta cola de pavo, pero tiene un nombre técnico: Trametes versicolor.
Esta seta se encuentra en casi todo el mundo y crece sobre restos de troncos muertos de distintas especies de árboles y bajo climas variados. Sus propiedades curativas son empleadas para el tratamiento del cáncer de seno.
A Sebastián Espinosa, esta actividad le sirvió para poner en prácticas sus conocimientos. Cree que es importante conocer sobre las propiedades curativas y el uso que se les da a los hongos.
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