Una indignada funcionaria exige, no solo secuestrar la edición del ‘Gran Hermano’, escrito por Juan Carlos Calderón y por Christian Zurita, si no que insinuó que quienes lo compramos deberíamos devolverlo. Parece un chiste de mal gusto.
Las ideas, los pensamientos y la escritura son, en su conjunto, elementos que tienen a su alcance todos los seres que habitan el universo. Unos viven en países tolerantes a la crítica, otros están bajo el dominio autoritario en todas sus formas.
Con esto quiero decir que si la funcionaria con rango ministerial viviera en Argentina debería también incautarse de un libro escrito por los periodistas Martín Dinatale y Alejandra Gallo, cuyo nombre es el que encabeza el título de este artículo.
‘Luz, cámara’ ¡gobiernen!’ Lo escriben dos periodistas independientes que investigaron el grado de tolerancia de los gobernantes con la crítica y, especialmente, con la investigación, elemento central del desarrollo del libro de Calderón y Zurita.
Como lo describen los periodistas argentinos, este es un libro que muchos presidentes o funcionarios de América Latina no desearían tener en sus manos. Los gobernantes lo que menos quieren es que la investigación se haga pública, mucho menos en un libro.
Cualquier parecido con la realidad no pasa de ser una coincidencia. Los autores llegan a la conclusión de que existe un manejo de la publicidad oficial con fines electorales, se compran medios de comunicación y también se establece una relación solapada del Estado con algunos medios privados.
La televisión pública, como el Canal 7 de Argentina, es una prueba elocuente de manipulación y ataques persistentes al trabajo de los medios independientes.
La idea de establecer un mensaje único donde la prensa sea el principal blanco de los ataques. Los voceros presidenciales son una de las realidades que viven los países gobernados por mandatarios que se dicen de izquierda, pero sus actitudes poco democráticas revelan otras intenciones ideológicas.
Paradójicamente, advierten los autores, muchos de estos gobernantes (a otros ni se los conocía) lucharon en contra de las viejas dictaduras que azotaron con mano de hierro a los pueblos latinoamericanos en la década de los ochenta.
“Ya no hay fusiles ni tanques en la calle. En rigor, para muchos presidentes, los nuevos enemigos son la prensa y los medios”, argumentan los autores. En muchos casos, remarcan, “los fusiles se cambiaron por canales de televisión o centrales de radio o televisión”.
Luz, cámara’ ¡gobiernen! describe con crudeza este show mediático sustentado con una acalorada oratoria populista, con fondos públicos, amedrentamiento a los periodistas y un andamiaje legal de por medio. Todo es válido para sustentar este nuevo esquema de poder.