El 31 de agosto, las dos partes junto con el Consejo de Presidencia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) evaluaron el desarrollo de las mesas de diálogo y suspendieron el trabajo de las mesas de Derechos colectivos y de Seguridad, presentadas ese mismo día. El objetivo, cerrar las mesas abiertas: Focalización de subsidios a los combustibles; Control de precios; Fomento productivo; y Energía y recursos naturales.
Luis Cabrera, presidente de la CEE, explicó que las mesas se mantenían abiertas por dos razones: complejidad de los temas e irrespeto al tiempo establecido de cinco días continuos. “Las mesas técnicas decían nos vemos después de cinco o siete días, fueron decisiones arbitrarias”, cuestionó. El jueves habrá una revisión de acuerdos de las cuatro mesas y el viernes se firmarán las actas de cierre.
Las organizaciones pidieron que la mesa cerrada de Banca pública y privada también se revise. “Solamente se resolvió el tema de la Banca pública. El de la Banca privada se quedó y en el documento se dijo que debe seguirse tratando”, manifestó Samuel Lema, dirigente de la Feine. La Fenocin es la organización que avivó la intención de protagonizar nuevas protestas ante la inconformidad de sus bases respecto del diálogo. A eso se sumó que el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, dijo ante Francisco Calí, relator de la Organización de Naciones Unidas para Asuntos de Pueblos y Nacionalidades: “Sentimos que de estas mesas no van a haber resultados”.
Sin embargo, tras la redefinición del cronograma, las organizaciones continuarán en el diálogo, aunque habrá otra evaluación luego del 9 de septiembre. “Sacaremos una resolución porque las bases están diciendo ¿qué están logrando?”, según Lema. Su organización no se movilizará.
El Gobierno
Las cinco mesas restantes se abrirán a partir del 12 de septiembre. Las actas finales se firmarán el 12 de octubre. Según el Ministerio de Gobierno, el Ejecutivo reitera “su apertura para la consolidación de un diálogo participativo y fecundo, en el marco del respeto al Estado de derecho y con el fin de brindar soluciones a los problemas estructurales que beneficien a las grandes mayorías”.
Homero Castanier actuó como ministro de Gobierno subrogante, durante la anterior semana. Enfatizó que “todas las mesas han tenido respuestas a las propuestas”. Ejemplificó que en Fomento productivo hay la decisión de fortalecer la agricultura familiar campesina, pero insistió en que la fijación de precios a productos “no ha funcionado en ningún lugar del mundo”, porque dependen de factores internacionales, como en el caso del aceite. El Gobierno no está dispuesto a aceptar amenazas, acotó.
Dificultades para acuerdos
Para el analista político Maximiliano Donoso-Muller, el problema es que en la negociación la parte que pide “comienza a adicionar exigencias, a sumar ‘necesidades’ y el Gobierno debe ver cómo puede cumplir”. Cree que las organizaciones dan apertura “siempre y cuando se cumpla al 100% lo que piden” y aclara que eso “no es una negociación, es una imposición”.
Si el movimiento indígena va a protestas, la acción ya no tendría un tinte social sino electoral, porque “la Conaie está interesada en las elecciones seccionales, estamos entre la negociación y el juego político. Pachakutik tiene que hacer bulla para volver a ser una fuerza interesante, están minados por el comportamiento de los asambleístas”, analizó Donoso-Muller. La Conaie seguirá en el “muñequeo” en las mesas que quedan por abrir, agregó.
Las mesas están destinadas a que no tengan resultados, detalló el analista Rodrigo Jordán, por tres aspectos: Guillermo Lasso no lidera el proceso de diálogo sino sus funcionarios; no hay apertura a ceder por parte de las organizaciones, hacen pedidos que no son aplicables y hay una situación preelectoral; el Gobierno no ha solucionado la situación socioeconómica del país mientras se da el diálogo. Lema negó que la Feine tenga interés electoral.
Jordán advirtió del riesgo de un nuevo estallido al que pueden sumarse más actores. “Hay un 90% de posibilidad de que el diálogo se rompa y estemos hablando de movilizaciones. Hay altas probabilidades de que esto (la negociación) no termine bien”, dijo al puntualizar que la Conaie tiene una postura radical y el Gobierno no tiene una estrategia para establecer consensos. El 21 de septiembre, el Frente Unitario de Trabajadores se movilizará por la seguridad social.