Este sistema de entrenamiento nacional explora la biomecánica corporal con movimientos marciales. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Después de dos años y medio de arduo trabajo llegó el Extreme Combat, un sistema de entrenamiento 100% ecuatoriano. El programa, conformado por tres módulos, busca mejorar la biomecánica del cuerpo a través de una serie de movimientos marciales que se desprenden del muay thai, kick boxing y karate.
Cada clase dura 60 minutos. En ese tiempo los movimientos se trabajan en intervalos de alta intensidad para acelerar el metabolismo y quemar más calorías durante y después del entrenamiento.
La sesión empieza con una fase de calentamiento dinámico diseñada para activar músculos y articulaciones. Durante la clase los participantes simulan patadas y puñetes al ritmo que imponga la música y entrenador. En total suenan 14 temas, divididos en 7 ‘tracks’: desde electrónica hasta reggaetón.
Cada movimiento, cuenta Christian Zapata, creador del programa, está diseñado para mejorar la coordinación, elasticidad, retentiva, y para tonificar los músculos y reducir medidas. El entrenamiento termina con una rutina de ejercicios para retornar a la calma.
¿Quiénes participan en la clase? Personas desde los 8 hasta los 50 años, pues según Nancy Altamirano, de Core Fusion, todos los ejercicios se acoplan a las necesidades de cada persona. Una persona con problemas en la rodilla, por ejemplo, evita cualquier movimiento que genere impacto en esa zona y realiza otros más ligeros.
El programa está dirigido a personas que buscan una vida saludable y a entrenadores que, además de aprender un nuevo sistema, quieren conocer la función de cada uno de los movimientos para reducir el número de personas lesionadas dentro de los gimnasios.