Vendedores de naranja fueron capacitados en las aulas del Colegio Benalcázar, en el norte de Quito. Foto: EL COMERCIO
Una columna de más de 200 personas se formó en la calle Irlanda, uno de los ingresos al Colegio Benalcázar. Este espacio del norte de Quito fue uno de los tres puntos definidos por el Municipio de Quito para la capacitación de comerciantes de jugo de naranja que, desde hace varios meses atrás, han copado las vías de la ciudad y no cuentan con permisos. Los otros dos lugares fueron la Casa Somos (La Delicia) y en la Unidad Educativa Quitumbe (sur).
Los talleres, que incluyen tres módulos (higiene y salud, leyes y ordenanzas y emprendimiento), estaban previstos para las 14:00. Sin embargo, los vendedores llegaron desde antes del mediodía. Se les informó que solo aquellos que fueron censados por el Municipio, alrededor de 600, podrían asistir a las charlas. Este punto generó malestar, pues, en las afueras del plantel municipal se aglomeraron vendedores que no constaban en las listas.
Fuera del colegio Benalcázar hubo vendedores de jugo de naranja que esperaban por ingresar a las capacitaciones. Foto: EL COMERCIO
Muchos de ellos gritaban que “no alcanzaron a anotarse” y que “todos tienen derecho a trabajar“. Aún así, hasta las 14:50, se permitió el ingreso exclusivamente a los registrados. En el patio del colegio, cinco policías metropolitanos verificaron los datos de los asistentes, antes de que estos pasaran a las aulas. Les pidieron la cédula de identidad y que señalaran el sitio donde venden las naranjadas, el domicilio y el número telefónico.
En este espacio, estaban en la lista comerciantes que tienen sus puestos desde la Villa Flora hasta Cotocollao y Cumbayá.
El Municipio informó que a los comerciantes capacitados se les entregaría una credencial provisional.