Las rancheras son un símbolo del montuvio de Manabí

La versión original de las rancheras son los camiones que tienen adaptados en su parte posterior un cajón de madera. Foto Bolívar Velasco/EL COMERCIO

La versión original de las rancheras son los camiones que tienen adaptados en su parte posterior un cajón de madera. Foto Bolívar Velasco/EL COMERCIO

La versión original de las rancheras son los camiones que tienen adaptados en su parte posterior un cajón de madera. Foto Bolívar Velasco/EL COMERCIO

Para los montuvios, la ranchera es un medio de transporte esencial cuando se trata de emprender viajes largos.
Salen y retornan desde las zonas rurales con destino a las ciudades y viceversa.

En medio de esa rutina, además de movilizar personas, llevan una variada carga de producción agrícola.
De hecho, esos automotores son los principales medios para trasladar hacia las urbes los productos que se cultivan en el campo.
En la Asociación de Montuvios 9 de Noviembre de Manabí cuentan que sin las rancheras (también conocidas como chivas) no fuera posible esa suerte de intercambio entre lo que se cosecha en el campo y lo que los montuvios compran en las ciudades.

Virgilio Quimí, dirigente de ese gremio, explica que por ejemplo en un bus o una camioneta no les dan cabida a unos dos racimos de plátano o tres sacos de cacao por el hecho mismo de que esos automotores no cuentan con espacios necesarios o porque no se los permiten.

La fecha de aparición de estos automotores no está definida, pero según los registros de las mismas cooperativas que dan este servicio dan cuenta que la formalización de este transporte fue hace 60 años. La Cooperativa de Transporte en rancheras Flavio Alfaro, que opera en el cantón El Carmen, tiene 40 años en esta actividad.

Javier Bermúdez, dueño de una ranchera, asegura que estos vehículos son parte de las tradiciones montuvias que además se sincronizan con el caballo y las camionetas.

También explica cómo antiguamente se las ingeniaron para darle vida a este medio de transporte. En realidad, son camiones que salen de las fábricas con una carrocería grande de madera.

Pero para que tomen la forma de una ranchera le adaptan a ese balde unas seis y siete divisiones con asientos tapizados de forma horizontal.

En el techo ubican una lona y en la parte posterior una pequeña ampliación para llevar la carga. Aunque en el techo hace unos 10 años también se permitía llevar, pero por las regulaciones y las seguridades para los pasajeros se eliminó esa opción, agrega Bermúdez.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos en su Anuario de Estadísticas del Transporte del 2013 no recoge el concepto de ranchera para su estudio.

Pero sí aparece el camión, que es el vehículo que en la práctica sirve para hacer las rancheras.

Los de ese tipo existían hasta el 2013 unos 111 266 entre particulares, de alquiler, del Estado y de municipios, de acuerdo con ese estudio del INEC.

Los operadores de las rancheras reconocen que un recorrido en uno de esos automotores puede resultar estresante. Al tener espacios abiertos el pasajero se expone a las variaciones del clima y al constante golpeteo del viento en su rostro. Pero aún así no dejan de ser útiles para la movilidad de los montuvios manabitas.

La capacidad que tiene cada una es de hasta 35 pasajeros.
Un recorrido entre El Carmen y Chone cuesta USD 4, mientras que para rutas más cercanas no supera los USD 2. Se considera el medio pasaje.

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