Los shuar fermentan chicha con danza

Niños, jóvenes y adultos bailaron tres horas y media alrededor de la paila de chonta invocando a sus dioses para lograr la fermentación de la bebida.

Niños, jóvenes y adultos bailaron tres horas y media alrededor de la paila de chonta invocando a sus dioses para lograr la fermentación de la bebida.

Niños, jóvenes y adultos bailaron tres horas y media alrededor de la paila de chonta invocando a sus dioses para lograr la fermentación de la bebida. Foto: Cortesía Vitalsur

Es una celebración cultural del pueblo shuar llena de misticismo. La Fiesta de la Chonta se realiza entre abril y mayo en las distintas comunidades indígenas, cuando la cosecha de este fruto está en apogeo.

En la comunidad Valle del Castillo, ubicada a 15 minutos del cantón Limón Indanza, en la provincia de Morona Santiago, la fiesta se vivió el fin de semana. Los nativos vistieron su atuendo típico y todos se involucran en las actividades.

Desde las 07:00 del viernes, los hombres cosecharon los racimos del fruto maduro de las copas de los árboles de 20 metros de alto que crecen en sus propiedades. La selección, lavado y cocinado en leña lo hicieron las mujeres.

Luego se dejó reposar y cuando la cocción estuvo fría se pelaron los frutos. Fanny Antuas y Rosa Bampash empezaron a mascar el fruto para preparar la chicha de la chonta. Esta tarea fue delegada por las autoridades de la comunidad por ser lideresas y generar respeto. Según Lauro Reinoso, presidente de Valle del Castillo, nadie más debe intervenir, porque la chonta es un fruto sagrado que utilizaron sus antepasados con respeto. Dentro de la mitología shuar con esta celebración agradecen por la abundancia de los frutos que la naturaleza proporciona al hombre y a los animales.

Los nativos creen que si no organizan la fiesta este año sucederá una tragedia, o el próximo las cosechas serán malas. En cuatro horas, Antuas y Bampash terminaron de mascar la chonta y quedó lista en grandes cántaros de barro que fueron ubicados en el centro de la casa comunal.

A partir de las 20:00 y dirigidos por el chamán, Silverio Chiriap, dos grupos de danza bailaron música folclórica alrededor de los cántaros, sin parar. Los presentes también siguieron la letra de las canciones en su idioma hasta las 23:00, cuando el olor a la chicha fresca se dispersó.

Entre ellos hay la creencia de que solo con la danza y la música se fermenta la chicha. Cuando Chiriap ordenó que pararan las danzas, Antuas hizo una especie de bodoquera con la hoja de una planta y probó la bebida. Así confirmó que estaba en su punto exacto y empezaron a repartirlo entre las autoridades y presentes.

En esta fiesta participaron indígenas de otras comunidades vecinas como Yungantza, Mesanguine, Miguel Shiriap, Pupunas… Durante el viernes y sábado también hubo una feria gastronómica, agrícola y artesanal. Además, se realizaron concursos de juegos tradicionales y de alimentos preparados con la chonta.

En este último, el primer lugar lo obtuvo María Suárez, que hizo un tamal de harina de chonta con queso mozzarella. Y en postres una torta y un dulce de Inés Nuninguia. Según Lauro Reinoso, la fiesta contó con el apoyo de la Junta Parroquial y del Municipio para fortalecer la cultura y las tradiciones de los pueblos ancestrales. “Así rescatamos actividades y conocimientos que están por perderse”.

Suplementos digitales