Ingerborth Constantine, de 23 años estudio kichwa con comunidades indígenas hace 4 años. Desde 2014 enseña el idioma en el Maac, de Guayaquil. El miércoles 20 de enero ofreció una conferencia. Foto: Francisco Flores / Para EL COMERCIO
Ingerborth Constantine, docente especializada en enseñanza del idioma kichwa, habló en una conferencia sobre la actualidad de este idioma, su relación con la filosofía andina, su historia y etimología, así como sus limitaciones y las dificultades que enfrenta.
“El adaptar el kichwa a la vida de uno, significa cambiar mucho respecto el sistema occidental”, indicó Constantine, que encuentra en la cultura del mundo andino principios aplicables a la vida diaria: la laboriosidad (ama qella), la honestidad (ama suwa), la veracidad (ama llulla) y la lealtad (ama hap’a).
“Cuando hablo del amar, no me refiero a una persona, sino al amor incondicional hacia todos los que me rodean”, indicó la educadora de 23 años, quien destacó tres leyes de la cosmovisión andina: aprender (yachay), amar (munay) y trabajar (llank’ay). Ella cree que cuando se enseña el idioma se enseña también una forma de vida, fundada en el progreso en comunidad y la mutua reciprocidad.
En el año 2015 se unificó el quechua (término original) y el aymara, dando como resultado el kechwa, derivación de una palabra que significa hablar de valle (sheswa), explicó la ponente. También se lo puede autodenominar runa shimi o kichwa, como se le conoce en Ecuador.
Existen tres clasificaciones del idioma: kechwa paleolítico (paleo kechwa), proto kechwa y el contemporáneo, que se habla actualmente en el Ecuador, Perú y Bolivia.
El kichwa es considerado como un idioma diplomático, de intercambio entre las culturas ancestrales de estos países, al nivel de lo que hoy es para el mundo el inglés, según la educadora, que a los 19 años se internó en la Amazonía y la Sierra para aprender la lengua con las comunidades indígenas de Tena y Otavalo. Esto quiere decir que una determinada línea de tiempo, en un territorio específico, el idioma ayuda al desarrollo tecnológico, a un intercambio comercial y de saberes, dijo.
En el año 2014, Constantine, estudiante de Sistemas de Calidad y Emprendimiento de la Universidad de Guayaquil, impartió talleres vía on line sobre el idioma. Un año después inició clases presenciales en el MAAC (Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo), gracias a la Dirección de Cultura y Patrimonio. Actualmente, los cursos son gratuitos y están abiertos a todo público.