Gamboa (Lima, Perú,1975), autor del libro de relatos ‘Punto de fuga’, compartió una mesa redonda junto al siquiatra y articulista Iván Sandoval y el escritor local Ernesto Carrión. Foto: EL COMERCIO
El autor de la novela ‘Contarlo todo‘ (Mondadori, 2013), el escritor y periodista peruano Jeremías Gamboa explicó el auge de la llamada autoficción, un tipo de literatura con referentes biográficos, como una respuesta al hambre de verdad de lectores que son cada vez menos crédulos ante la literatura.
Gamboa (Lima, Perú,1975), autor del libro de relatos ‘Punto de fuga‘, compartió una mesa redonda junto al siquiatra y articulista Iván Sandoval y el escritor local Ernesto Carrión la tarde de este viernes 9 de septiembre de 2016 en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (Fil-G).
“La autoficción es una etiqueta muy en boga. Es un término muy delicado porque junta tres vertientes“, explicó Gamboa. “Yo la entiendo como un texto de ficción en donde el autor usa sus señas biográficas sin máscaras, por lo menos las más evidentes que son el nombre, la ocupación, algunos datos de la realidad y se lanza a escribir una historia ficcional”, indicó Gamboa.
Entre las tres vertientes que beben de lo biográfico la más antigua -dijo- es la ficción autobiográfica, en la que un autor escribe una novela de ficción con un personaje que tiene otro nombre diferente al suyo pero con señas biográficas similares.
En esa línea inscribe Gamboa su obra, con personajes con rasgos e incluso nombres un tanto parecidos al suyo, pero que en el fondo no son él.
Otra línea es la literatura de no ficción personal o autobiográfica. Novelas que describen una verdad que es posible contrastar y que pueden ser sometidas a la prueba de la veracidad.
En esta etiqueta se puede situar a ‘El olvido que seremos‘, de Héctor Abad Faciolince; ‘El pez en el agua‘, de Mario Vargas Llosa; o ‘Vivir para contarla‘, de Gabriel García Márquez.
Entre las dos vertientes está un terreno más ambiguo y complejo: el de la autoficción. Una ficción que usa las señas del autor para una historia que no es veraz, explicó el peruano. “‘La tía Julia y el escribidor‘”, de Vargas Llosa, es una de las iniciadoras de la autoficción. Es ficción, pero juega a no serlo”.
Cuando Gamboa empezó a escribir la novela ‘Contarlo todo‘, pensaba en autoficción y llamó al personaje principal Jeremías Gamboa, pero no pudo superar las cuatro escenas dispersas, autobiográficas, con las que había iniciado.
Luego usó un personaje de un cuento, con cierto parecido a él, y lo puso a convivir en la ficción con escritores y periodistas de la vida real, aunque con nombres cambiados.
El resultado fue una ‘roman à clef‘ (novela en clave) en la que esos periodistas y escritores terminaron por reconocerse, la “mayoría gustosos”, según Gamboa. “Quise ser escritor de autoficción y soy un escritor de autoficción frustrado, terminé por decantar por la ficción autobiográfica“.