Su hermana y sus sobrinos llegaron hasta el lugar con la intención de darle su último adiós. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Una estampa con la imagen de monseñor Luis Alberto Luna Tobar recibió a quienes continuaban llegando a su velorio en la iglesia de la parroquia del Sagrado Corazón de la Armenia, en el Valle de los Chillos, en Quito, la tarde de este martes 7 de febrero del 2017, previo a la misa que se desarrolló a las 18:30.
Su hermana y sus sobrinos llegaron hasta el lugar con la intención de darle su último adiós. Enrique Cobo, sobrino de Luna, lo recuerda como una persona con vocación permanente de servicio a los más necesitados. También hace referencia a las charlas sobre tauromaquia, que habría sido una afición que compartía con su tío.
Francisco Bustamante, otro de los sobrinos de Luna, agradeció a la casa sacerdotal que fue el hogar de su tío por “llenar sus últimos años de alegría“.
Al velorio también llegaron quienes estuvieron a cargo del cuidado de Luna Tobar durante los últimos cuatro años. Ximena Reinoso cuenta que su “monse” era una persona muy alegre que siempre hablaba de la gente pobre, que le encantaba salir a pasear a los jardines y que su plato favorito era el postre, en especial el chocolate. “Comía todo por esperar un helado“.
Reinoso estuvo de turno cuando el falleció. Relata que fue un momento “triste y alegre” porque se fue un ser al que llegó a “querer con el alma” y fue también un momento alegre porque dejó de sufrir.
Según Reinoso, ella presenció la visita del presidente de la República Rafael Correa a Luna Tobar. Se levantó, cantó y leyó una poesía, dice. También recuerda que simulaba dar conferencias y bautizos.
Mañana a las 11:00 será trasladado a Santa Teresita y después su cuerpo será llevado a Cuenca donde será enterrado.